Ideas congeladas
Luego de la muy grata sorpresa que resulto Madagascar 3 vino un golpe de realidad. La gran mayoría de las películas de animación son solo un vehículo para vender entradas en vacaciones. Esos quizás sean los únicos argumentos de La Era de Hielo 4. No tengo dudas de que va a funcionar en la taquilla, y bastante bien.
La historia de Manny, Diego y Sid (y esas viñetas forzadas a más no poder de la ardilla Scrat y su bellota) ya es conocida, se nos presentaron como personajes errantes que, dejando diferencias de lado, formaron una manada/familia. Ahora en esta cuarta entrega Manny formó otra familia (hay que prestar atención esta palabra porque será enumerada muchas pero muchas veces durante la película) y tiene dilemas con su sobreprotección con su hija "adolescente". A la marmota Sid la familia que lo había abandonado, de pasada, le deja a su abuela. A Diego, el arisco del grupo, ya ni eso le dejan, y se enamora... para seguramente formar su familia en la quinta.
¿Cuanto se puede explotar un éxito sin que afecte la calidad de la idea original? Resulta lógico que la repetición terminé por agotar, así fue Shrek, así también La Era de Hielo.
Esta aventura sucede otra vez por fuerza de la naturaleza. Otra vez el hogar esta en riesgo y hay que escapar. Otra vez. Todo comienza cuando Scrat en su inagotable persecución de una bellota produce un movimiento geológico causando que nuestro trío de amigos quede sobre un pedazo de hielo a la deriva. Por unos instantes el film nos convence que entre las monstruosas olas, el rompimiento continental y esa monumentalidad de la poderosa naturaleza la aventura va a valer la pena. Durante esos minutos nos interesamos ante la situación real de peligro. No dura demasiado. En el camino se encuentran con unos piratas (forzado es poco) y arman un "Piratas del Caribe" con animales.
Lo cierto es que todo sucede como viñetas aisladas, se nota el esfuerzo para unir un rompecabezas donde cada situación solo se justifica para que suceda algo. Aunque no pasa mucho en realidad. Un par de persecuciones, la aparición de unas ardillitas extremadamente tiernas (que entregan uno de los pocos chistes que funcionan en plena parodia a Corazón Valiente) y para de contar. El final con reencuentro familiar donde cada uno enumera su "aprendizaje" es burdo e insoportable, se nos "esclarece" la idea (por si no había quedado expuesto lo suficiente durante toda la película y la saga) que ¡la familia! y ¡los amigos! son lo importante. De una sutileza asombrosa.
Para aquel que disfrutó de las anteriores no va a sufrir demasiado, eso si, nada nuevo sobre el hielo. Una película perjudicada por una floja narración, falta de ideas y que pierde categóricamente frente a la pirotecnia visual de la feliz Madagascar 3.