La Era del hielo llega a la Argentina en su quinta entrega. Los mismos personajes, la misma estructura de película y la misma trama, pocos cambios y la misma efectividad para el público infantil que, como dicen por ahí, siempre se renueva.
En esta nueva entrega de La era del hielo: Choque de mundos, Scrat sigue buscando su famosa bellota, y esta vez se topa con una nave espacial enterrada bajo el hielo, con la cual, sin mediar ningún tipo de explicación, sale a recorrer el universo, creando la galaxia de la vía láctea por accidente. Y mientras tanto, en la tierra, Sid, Manny, Ellie y toda la pandilla se encuentran nuevamente disfrutando tranquilos de su vida, hasta que, Buck mediante, se enteran de una profecía antigua que hablaba del cataclismo que estaba por arrasar con su propia existencia, y es así que deciden emprender el camino hacia el lugar del impacto de un asteroide que vuelve a la tierra cada tanto, para poder de esa forma repeler la inminente tragedia, de vuelta al espacio exterior.
Esta saga, desde su primera entrega, es un producto de efecto instantáneo en los más chicos que mueren de amor por sus personajes, pero que con una trama de ridícula sencillez, termina resultando bastante insuficiente para el público adulto, conocedor de grandes películas de “crecimiento personal”. Los personajes parecen tener como único objetivo, siempre, el caminar de un lugar a otro, nada más. Carentes de ambiciones, carentes de objetivo, parecen simplemente vagar de un lugar a otro y al llegar a destino, aprenden por efecto del realismo mágico, la lección de vida que les espera, maduran y listo.
Dejando de lado al público adulto, los chicos parecen desesperarse por los personajes. Sus falencias, sus torpezas, su inadecuación social, todo repetido una y otra vez a lo largo de las diversas entregas de esta saga, enamoran a la audiencia más pequeña que, sin haber probablemente visto las anteriores en el cine, pueden vivir en la sala la misma experiencia que ya han visto en sus hogares cuando vieron las otras cuatro partes en los diferentes formatos digitales.
El poco esfuerzo de los guionistas por darle algún sentido a todo lo que pasa en la pantalla (por ejemplo, Scrat crea el sol y pone a la tierra a orbitar, aun cuando el sol apareció en todos los planos anteriores de la película) realmente hacen que el espectador deje de buscar cualquier atisbo de perfección en el producto, alejándolo de la media de las películas infantiles de hoy día.
La era del hielo: Choque de mundos es una película menor para el público cinéfilo pero sin dudas entretendrá a los más pequeños durante las vacaciones mientras los grandes soñamos despiertos con los grandes dibujos animados con los que crecieron.