Me sorprende cómo es que después de cuatro entregas que ya tiene esta franquicia de Fox, sigan encontrando buenas ideas para agregarle a la saga. El nuevo film de La Era de Hielo presenta varios personajes, aunque todos estaremos de acuerdo en que seguimos prefiriendo a los originales. El mamut, el oso perezoso, el tigre dientes de sable, las zarigüeyas gemelas y, por supuesto la ardilla, son los líderes. ¡Sin embargo! La comadreja de un solo ojo llamada Bock es un personaje por demás de interesante, quien le ha aportado a las últimas películas muchas referencias a la cultura pop. Y hablando de eso, esta es la entrega que más aporta por ese lado. En cuanto a los nuevos integrantes, mejor perderlos que encontrarlos…
La historia en sí no es ningún descubrimiento, pero se las apaña para entretener durante esa hora y media de duración. Por momentos se desconecta un poco de la realidad a la que se ata, y sus bromas son un tanto polvorientas. El equipo de animales tiene que lograr desviar un meteorito que está a punto de colisionar con nuestra Tierra. Para ello, el plan es aprovecharse del magnetismo que tienen las rocas de una anterior lluvia y así evitar el impacto.
Mientras tanto, en el espacio exterior, la ardilla más infeliz del universo sigue intentando quedarse con su bellota, siendo la primera vez que uno de los personajes abandona el planeta que todos conocemos. Y nos seguimos preguntando: ¿por qué diantres no se come el preciado fruto de una buena vez? La respuesta es, claro, para que la historia de siga estirando, los niños divirtiéndose con su torpeza y los bolsillos de los ejecutivos creciendo.
A diferencia de, por ejemplo, las películas de Pixar, las de La Era de Hielo utilizan muchísimos gags básicos y trillados, como ser golpes, caídas, peleas, etc. La falta de humor inteligente -o más sofisticado si se quiere- se cubre con alguna que otra referencia a clásicos del cine que sólo los adultos podemos captar. Es verdad que hay mucha sequía de creatividad en el mundo audiovisual, pero también es cierto que estos films siguen funcionando y han significado millones y millones recaudados para su productora, gracias a la conexión que el público tiene con nuestros amigos prehistóricos.
La conclusión es la de siempre, porque como dice el dicho, más vale malo conocido… Y con esto hablo de las típicas y empalagosas moralejas que pretenden dejarnos y el paralelismo con cuestiones de la sociedad y de la familia que todos hemos experimentado, por citar dos de los ejemplos más sobresalientes. Si puedes, por favor vela en idioma original.