Hay sagas que se estiran más de lo debido. La era del hielo es claramente una de ellas. Desde 2002 hasta hoy, la franquicia ha convocado a cerca de 11 millones de espectadores en los cines argentinos. De hecho, la entrega número 4 cosechó la friolera de 4.495.422 entradas vendidas. ¿Se le puede pedir más que un aluvión de espectadores a la nueva secuela?, la respuesta debería ser sí, pero a la luz de lo que propone La era de hielo 5: choque de dos mundos; la conclusión en términos cinematográficos es tan negativa como desalentadora.
La película está planteada alrededor de dos ejes temáticos, y múltiples subtramas delineadas a los ponchazos, sin profundidad ni sensibilidad alguna. Por un lado tenemos a la ardilla Scrat, en un arbitrario viaje por el espacio correteando a su preciada bellota. El personaje de carisma incombustible queda involucrado en el inminente choque de un meteorito contra la tierra, y deberá hacer lo imposible para evitar la debacle. Por otro costado, hay una historia que gira alrededor de la familia de mamuts conformada por Mannie, Ellie y la joven Peaches; esta última dispuesta a casarse, lo que desata los celos y la inevitable tristeza de sus padres.
Por supuesto hay simpáticos personajes secundarios, decenas de gags de humor físico (la mayoría de ellos tan premeditados como desabridos); y la constatación de que estamos frente a una película concebida como un trámite burocrático destinado a embolsar una suma millonaria. La compañía productora Blue Sky queda aquí lejos de acercar su vara a la de competidores como Pixar o Dreamworks. Obviamente, la factura de animación es correcta, pero es lo mínimo que se le puede exigir a una producción de este calibre. En tanto que su universo visual y narrativo, denota una evidente falta de vuelo e inspiración.
El film se limita a correr durante poco más de una hora y media. ¿Hacia dónde? Hacia la nada misma. En su afán de apilar una sucesión de situaciones cómicas, con unos cuantos guiños cinéfilos destinados el público adulto; los directores Mike Thurmeier y Galen Tan Chu olvidan el encanto que debe tener toda fábula. Con una dispersión narrativa que imposibilita que cualquiera de las anécdotas cobre verdadera emoción, los guionistas de este engendro se lanzan a la caza de la adrenalina de los pequeños espectadores, sumergiéndolos pasada la primera mitad del metraje en el más llano desinterés; y dejando a los padres en un limbo que deambula entre la irritación y el deseo de que la cosa termine.
La era del hielo 5: choque de mundos confunde la noción de verdadero entretenimiento con la de vértigo atolondrado. Y cuando intenta una pausa en medio de su montaña rusa de gags, en lugar de ponerse emotiva; se vuelve solemne y aleccionadora. Una verdadera lástima, estas simpáticas criaturas prehistóricas merecían un destino más noble.
Ice Age: Collision Course / Estados Unidos / 2016 / 94 minutos / Apta para todo público / Directores: Michael Thurmeier y Galen Tan Chu.