Scrat, el especialista en líos, está de vuelta
Un poco más de 2808 millones de dólares. Esa es la cifra de recaudación a nivel mundial que obtuvieron en conjunto “La era de hielo” (Ice Age, 2002), “La era de hielo 2” (Ice Age: The Meltdown, 2006), “La era de hielo 3” (Ice Age: Dawn of the Dinosaurs, 2009) y “La era de hielo 4” (Ice Age: Continental Drift, 2012). Un número nada despreciable que colocó a Blue Sky como la tercera compañía productora de filmes animados por computadora detrás de Pixar y Dreamworks Animation; y convirtió a la saga en la segunda franquicia cinematográfica animada más taquillera en la historia. Era de esperarse entonces que nos llegara una quinta película, titulada en esta oportunidad “La era de hielo: Choque de mundos” (Ice Age: Collision Course, 2016).
El inefable y grandioso Scrat, en su eterna misión de buscar y guardar su bellota en un lugar seguro, llega accidentalmente hasta una nave espacial que lo lleva al espacio. Esto no sería tan terrible si no fuera porque, gracias a su torpeza y su muy mala suerte, provoca que un gigantesco asteroide se dirija a la Tierra.
Tan grande que puede acabar con la vida en el planeta. Por su parte, nuestros viejos conocidos están atravesando diferentes situaciones. Peaches (Keke Palmer), la hija de Manny (Ray Romano) y Ellie (Queen Latifah), se está por casar y esto vuelve loco al mamut.
Sid (John Leguizamo) no logra encontrar el amor verdadero, o también se podría decir que lo encuentra en todos lados pero no es correspondido. Y por último, Diego (Denis Leary) y Shira (Jennifer Lopez) están pensando en tener sus propios cachorros.
Todos estos problemas quedarán un poco de lado cuando toda la manada –que también incluye a las zarigüeyas Crash (Seann William Scott), Eddie (Josh Peck) y Abuelita (Wanda Sykes)– sea alertada por la comadreja Buck (Simon Pegg), que resurge del Mundo Perdido, de que el mundo está llegando a su fin.
Pero él tiene un plan que podría salvarlos: ir hasta un lugar donde anteriormente se estrelló un asteroide del mismo tamaño y encontrar allí la clave para ayudar al grupo a detener la amenaza.
No hay dudas de que esta saga ha logrado regalarnos personajes entrañables y muy queridos. Y seguramente también tiene a los más desenfadados y los que tienen un nivel de locura importante. Y ese es el mayor capital de este filme. El problema que acarrea esta película es que a lo largo de todos los largometrajes se fueron sumando demasiados personajes. Como son todos importantes, pierde demasiado tiempo queriéndole dar lugar a todos. La famosa frase sostiene que “el que mucho abarca poco aprieta”, y este es un ejemplo perfecto para aplicarla. Ni hablamos sobre si lo que plantea la historia tiene un poco de coherencia porque, claramente, no es así, ¿pero a quién le importa, no? Esta vez también hay nuevos bichos como Julian, el futuro flamante esposo de Peaches; los dinopájaros –Gavin y sus hijos Roger y Gertie–, que son los malos de la historia; Brooke, el nuevo interés amoroso de Sid; y Shagrillama, el jefe de Geotopia, que es el lugar adonde se dirigen todos los amigos en busca de respuestas.
Mucha comedia física, algunos gags divertidos, algunos chistes sólo para adultos y no mucho más para este filme que tiene un poco de olor a gastado. ¿Es una buena elección para los más pequeños? Por supuesto, los chicos disfrutan siempre. Los adultos, por su parte, tendrán que soportar estoicos. Tal vez vaya siendo hora de congelar por algunos años a todos estos hermosos personajes. Por el bien de la saga.