"Tan alto que es solo una promesa, este lugar se hizo sobre ti"
(Tell Me Baby, Red Hot Chili Peppers)
Tras años de relativo silencio, el musical se vio revitalizado en la última década con producciones de calidad dispar con mayor éxito en la pantalla chica (High School Musical, Glee) que en la grande. Adam Shankman, con una carrera como coreógrafo a cuestas hasta el momento del salto a la dirección, es uno de los que ha buscado recuperar el género con una apuesta como Hairspray que, a pesar de haber resultado en un éxito de taquilla y crítica, no tuvo el impacto suficiente como para lograr que otras similares alcancen las carteleras del mundo. Con esta nueva película busca seguir esa misma línea, junto a un elenco de figuras todavía mayor pero lejos de conseguir un mismo resultado.
Si en el musical el fuerte son las interpretaciones por encima de la trama, esto se cuenta como una de las principales debilidades de Rock of Ages. En un intento por repetir el éxito del famoso producto televisivo que ya ha hecho mejores versiones de las mismas canciones, personajes e historia se desarrollan a partir de muchos clásicos de los '80 que en su caracterización carecen de fuerza o pasión. De esta forma queda en evidencia lo flaco de su guión, demasiado inocente y optimista, no así el original de Broadway, como para ser una cronología de la vida en una ciudad que rompe más sueños de los que cumple. Diego Boneta y Julianne Hough llevan la peor parte al encabezar un conjunto que se destaca por los roles secundarios. Su romance infantil, con recursos de telenovela, es el centro de un argumento que pretende ser rock por el sólo hecho de mencionarlo constantemente, delatándose así como farsante.
Tom Cruise se destaca como Stacee Jaxx y, al igual que la existencia de The Bourbon Room, toda la película depende de él. Desde su primera aparición se hace amo y señor de la pantalla, opacando a sus compañeros de elenco a la vez que, a partir de su interacción, les ofrece los mejores fragmentos de sus papeles. No sólo la veta de estrella decadente es la más interesante de todas las que se exploran, y en ese sentido la que más se debería haber profundizado en lugar del romance, sino que además se muestra como la más natural. Es allí donde se encuentra el toque de Justin Theroux como guionista, con un trabajo sobre su personaje que recuerda a lo hecho en la inmejorable Tropic Thunder. Rock of Ages no se define entre el homenaje de su título y lo paródico que propone, y de esa indecisión se queda con nada, ni siquiera con el buen rato.