Quizás cuando hablamos de cómo ha abordado el cine a la actividad docente dentro del aula y el ámbito de la educación pública con la diversidad que habita entre las paredes de una clase, el ejemplo más sobresaliente y que primero viene a la cabeza es “Entre los Muros”, la multipremiada película de Laurent Cantet, el director de “Recursos Humanos” y “El empleo del tiempo”.
En “LA ESCUELA CONTRA EL MARGEN” los directores Lisandro González Ursi y Diego Carabelli (quienes son además docentes) nos permiten meternos de lleno en un grupo de estudiantes de un colegio de Villa Lugano para abordar diversas problemáticas que tienen que ver con su contexto social, su situación económica y su nivel cultural –en donde ellos mismos establecen diferencias y se auto discriminan-. Más allá de esto, este trabajo presenta un planteo muy claro alrededor del entorno geográfico, un territorio particular en donde se posa la mirada sobre la escuela pública y su marco de contención en las zonas más marginales.
Este trabajo se focaliza en el proceso de filmación que fue llevado a cabo durante todo un año en las actividades que se desarrollaron dentro del taller sobre identidad y derechos humanos en la escuela “Manuel Mujica Láinez”. Allí los docentes estimularon a la participación de los alumnos en un proyecto que tuvo como eje fundamental el poder expresarse sobre la violencia que sufren tanto desde el exterior como de su propio entorno, en donde los mismos estudiantes de un turno, agreden y discriminan a los del otro turno, estableciendo diferencias casi irreconciliables.
En el inicio “LA ESCUELA CONTRA EL MARGEN” , mediante cuadros y gráficos, explica la problemática habitacional que azota a los diferentes barrios y se revive el hecho de la toma del Parque Indoamericano: el proceso de trabajo del taller se focalizó fundamentalmente en la apropiación de ese espacio de pertenencia y desde allí, poder abordar las diversas problemáticas que los estudiantes –y no solamente ellos ya que también se escuchan las voces de los padres, profesores, autoridades escolares, miembros de la Cooperadora del colegio que también padecen los mismos problemas- presentan en sus conflictos dentro y fuera del tema del territorio.
Indudablemente el hecho de poner la cámara en el aula registrando absolutamente cada una de las reacciones de los alumnos y de los actores sociales que dan lugar a los diferentes conflictos que se viven dentro de la Institución, nos permite como espectadores participar y acompañarlos en su cotidiano y en cierto modo, construir una nueva mirada sobre estos sectores a los que muchas veces no se les da voz, no se los muestra en pantalla y en cierto modos se los invisibiliza y no se los tiene en cuenta, construyendo así una de las formas más violentas de estigmatización y exclusión a la que se somete a las poblaciones de menores recursos.
Uno de los mayores méritos del trabajo de González Ursi y Carabelli es empezar a visibilizarlos, a hacerlos presentes y abrir a discusión acerca de diversas problemáticas que, aun desordenadamente y sin pretender encontrar respuestas, pone en evidencia este trabajo documental.
Esta mirada despojada de prejuicios es justamente el punto más fuerte del documental, subrayando la importancia que tiene el espacio del aula dentro de la escuela pública para poder abordar estos temas y empezar, de algún modo, a abrir el diálogo para que estas problemáticas que no solamente ocurren dentro del aula sino dentro de toda la comunidad escolar, empiecen a vehiculizarse de una forma diferente y encuentren la posibilidad de un nuevo recorrido, alejado de las convenciones y los preconceptos en los que solemos quedar atrapados.
También es interesante la figura que construye el ojo de los directores, alrededor del docente y su trabajo. Una mirada de respeto, de admiración por el compromiso con el que cumplen este objetivo de integración y contención que se necesita como “plus” en estas escuelas más olvidadas y con mayores carencias.
Estos docentes son los encargados de abrir este espacio fundamental de reflexión y de trabajo conjunto para que la dinámica de la clase termine siendo diferente de las tradicionales y se convierta en verdaderamente inclusiva.
Además debe destacarse un meticuloso trabajo de edición a cargo de Eduardo López López que ha permitido compactar en los 90 minutos de duración una gran cantidad de horas de filmación que se obtuvieron a lo largo de todo el año de filmación.
“LA ESCUELA CONTRA EL MARGEN” surge así como parte integrante de toda una serie de documentales urgentes, que hablan de nuestra realidad y nuestra necesidad de cambios en donde una mirada aguda como la de los directores permite empezar a construir un nuevo sentido.