La escuela contra el margen

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

EL AULA COMO SÍNTESIS DE LA SOCIEDAD

El arranque del documental La escuela contra el margen nos hace esperar lo peor: de manera didáctica, una explicación ilustrada nos pone al tanto de lo que ocurrió en 2010 con la toma del Parque Indoamericano, que terminó con la muerte de tres de sus ocupantes durante la represión policial que se dio en aquel momento. Sin embargo, ese prólogo utiliza un recurso que posteriormente será la base del relato: la construcción de una lámina a la manera que los estudiantes ejemplifican diversos temas en el aula. Es que el documental de Lisandro González Ursi y Diego Carabelli se meterá en la intimidad de un curso de un colegio secundario de Villa Lugano donde una docente organiza un taller sobre el barrio y la forma en que los jóvenes se identifican con el lugar donde viven. Que el barrio sea una de las zonas más postergadas de la Capital Federal es sólo uno de los condimentos que alimentan la fluida narración de esta película.

En un comienzo La escuela contra el margen trabaja la tensión que se da entre la necesidad del docente por estructurar el trabajo y el deseo de los alumnos por desatender ese orden que se busca implantar. Sin embargo, a medida que avanza el taller los estudiantes se irán involucrando mucho más, sobre todo cuando el taller derive en una posibilidad: participar de un encuentro organizado por el Estado en Chapadmalal sobre jóvenes y memoria. Ese elemento obrará como eje, tanto para la organización del trabajo en el aula como para la propia narración. Lisandro González Ursi y Diego Carabelli ponen la cámara, miran y escuchan con atención, organizando ese coro a veces un poco anárquico en el que se convierte el aula. Si la cámara supone una invasión a cierta privacidad, la ausencia de subrayados y el dejar expresarse sin mayor intervención es uno de los mayores logros del documental.

Hay tensión social e ideológica entre los jóvenes, una actitud corporal que en ocasiones cae en la agresión física o verbal, pero también un debate despojado de manipulaciones. O, en todo caso, la transmisión de conceptos atravesados por una realidad personal y comunitaria. Si La escuela contra el margen se construye desde cierto positivismo respecto de la actitud de los jóvenes y su vínculo con la historia y el pasado, esos son elementos que no anulan el disfrute que generan las imágenes. El film se pierde un poco hacia el final en ese viaje a Chapadmalal, pero renace en su último tramo cuando los discursos quedan atrás y lo que se observa es un grupo que parece haber encontrado por fin su vínculo emocional, un grupo con sus niveles de autoridad, pero sintetizando de alguna manera ese entramado social surgió entre cartulinas, papel glasé y fibrones.