El amor desafía al tiempo en bello film
El inglés Paul Andrew Williams ha dirigido un par de películas de terror bastante solicitadas sobre hijos asesinos y cabañas macabras, y también "London to Brighton", drama medio fuerte sobre una chica metida en problemas superiores a su edad.
Ahora, mostrando la amplitud de su registro, aparece con una historia sentimental de gusto popular. La misma luce buenos intérpretes, música llevadera, temas serios tratados con relativo optimismo y un ambiente tan creíble como sus personajes, que se van haciendo entrañables.
Newcastle, distrito poco turístico de la isla. Un matrimonio ya entrado en años. Él es seco, medio agrio. Ella es de buen carácter, animosa, pero no como para tocar las castañuelas. Tiene cáncer. Su distracción es el coro de viejos al que pertenece, conducido por una joven también animosa.
Causa gracia ver a los muchachos de la tercera entonando alegremente "Let's Talk About Sex" y temas similares. Ahí los viejitos se divierten, se integran, y solo cabe esperar que la Parca sepa apreciarlos y no haga sonar a nadie de mal modo. Y que el hombre acompañe a su mujer. Ella es su compañera, es el puente para entenderse con el hijo, ella significa mucho para él.
Así es la historia, que tiene partes risueñas y de las otras, y que expresa controladamente las emociones, mientras en la sala el público aprovecha la oscuridad para dejar que los ojos se le humedezcan sin la menor verguenza. Sobre todo, cuando se aprecia el amor de la pareja en los difíciles tiempos de la vejez. Y se agradece que esto no sea "Amour", sino "tan solo una simple historia sentimental". Simple, sencilla, sentida, honesta, respetuosa, tocante.
Terence Stamp, perfecto en la minuciosa caracterización de viejo amargo pero protector. Vanessa Redgrave, tan suave y luminosa como siempre. La chica Gemma Arterton, Christopher Eccleston (con una expresión parecida a la de Stamp) y demás miembros del elenco, jugando al clisé con todo esmero y buenos resultados.
Algo despareja la trama, es cierto, con una ocasional salida de tono y algún remate innecesario, pero esos son defectos menores. En cambio, la escena en que ella le canta "True colors" es muy agradable, y, sin exagerar demasiado, esa parte del "Goodnight my angel, now it's time of dream" es impagable. Vale la pena.