“La Espía Roja” (“Red Joan” en su título original) es un largometraje basado levemente en la vida de Melita Norwood, aquí rebautizada Joan Stanley, una científica británica que se convirtió en la espía más longeva de la KGB. Joan Stanley (Judi Dench en su vejez y Sophie Cookson durante sus primeros años) es una encantadora científica y especialista en física que trabajó al servicio de Inglaterra en la carrera por la elaboración de la bomba atómica. Tuvo una vida tranquila y en apariencia pacífica hasta una mañana del año 2000 donde agentes del MI5 la detienen, bajo la acusación de proporcionar información a la Rusia comunista. Ha salido a la luz uno de mayores casos de espionaje del KGB y Joan es una de las sospechosas. Durante el interrogatorio, Joan vuelve a recordar el año 1938, cuando estudiaba física en Cambridge y se enamoró de un joven comunista, Leo Galich (Tom Hughes), el mismo que tiempo después, durante la Segunda Guerra Mundial, la puso ante una difícil encrucijada: elegir entre traicionar a su país o salvar al mundo de una catástrofe nuclear.
La película dirigida por Trevor Nunn comprende una mezcla de géneros donde se cruza el thriller de espionaje con el melodrama más clásico, predecible y plagado de lugares comunes. Si bien la historia real resulta atractiva e intrigante aquí se nos invita a ser testigos de un film que se queda en el molde e intenta alternar flashbacks y flashforwards poco motivados donde la protagonista va rememorando todos los acontecimientos que la pusieron en aquella difícil situación a los 87 años de edad. La intriga alrededor de la culpabilidad o inocencia de la mujer se diluye tempranamente y luego quedamos sumergidos en un drama romántico bastante cliché donde la mujer es manipulada por uno de sus intereses románticos y también relegada por medio del otro. A su vez resulta un poco naif el hecho de que se da cuenta que su trabajo hizo que se provoque un desbalance en el orden mundial a partir de la utilización de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, llevándola a filtrar información a los soviéticos para que se produzca un nuevo estado de equilibrio o paridad. Es como que la cinta se dedica principalmente a mostrarnos el romance dejando en un segundo plano al componente de espionaje que era mucho más seductor.
El guion escrito por Lindsay Shapero resulta ser un clásico ejercicio de este tipo de films y nos remite más a las películas fallidas del estilo de la reciente “The Aftermath” que a grandes exponentes del género. No obstante, la cinta goza de algunos buenos pasajes que la salvan del fracaso estrepitoso mediante el compromiso de Sophie Cookson (“Kingsman: The Secret Service”) y su motivada interpretación de la espía en su juventud. Por el lado de Judi Dench (“Philomena”), si bien es una enorme actriz en esta situación se la ve un poco desaprovechada con una escasa participación y con escenas que no tienen un atinado tono dramático respecto de lo que está aconteciendo.
En síntesis, “La Espía Roja” se presenta como un film regular, genérico y poco atractivo que desaprovecha un gran talento interpretativo y estilístico por medio de un guion bastante esquemático y predecible. Una historia que tenía mucho potencial por su trasfondo basado en hechos reales aunque esto no se vio reflejado en el producto final.