Rama Burshtein debuta en el cine de ficción para dar a conocer las interioridades de una de las ramas más integristas del judaísmo, el hasidismo, sometida a estrictas reglas sobre sumisión, tradicionalismo, separación de sexos y otras de esas lindezas que el occidental medio considera sólo potestad de los musulmanes radicales. Ella misma es afín a esta creencia, a la que ha dedicado documentales y conferencias, y nada más lejos de su intención que -pese a su condición de mujer- criticar o discutir sus principios.