Lo valioso y la nada
Quienes no nos dedicamos específicamente a la filosofía podemos quedar un tanto excluidos de La espuma de los días, tomándolo como un film absurdo y sin sentido. Sin embargo, basta haber leído o escuchado algo sobre Sartre para tratar de hilar cabos con lo que se está viendo.
La espuma de los días está basada en la novela de Boris Vian del mismo nombre y trabaja algunos conceptos del existencialismo. Por esta razón, podemos ver alusiones a Sartre, más allá de una teoría planteada desde lo práctico, que sería cómo se desarrolla el film. Es así como el filósofo favorito, y del cual se enamora el mejor amigo del protagonista Chick (Gab Elmaleh), se llama Partre tomando sin dudas ese nombre por el filósofo. Asimismo, en una de las escenas, Chick se encuentra leyendo un libro llamado Vómito que claramente refiere a Náusea de Sartre.
En cuanto al desarrollo de la película, podemos ver cómo quedan expuestos algunos de los temas que Sartre plantea en sus libros que corresponden a su etapa existencialista, como el propósito vital del hombre, la muerte, el automatismo y la existencia que define a los hombres. Especialmente aparece el concepto de que la vida del hombre es vacía.
Podemos observar dos partes bien distintas, aunque no se pasa de una a la otra de manera directa, va cambiando de a poco. Encontramos una primera parte alegre, con colores, marcada por el amor preciado, por la abundancia de cosas e incluso sin preocupaciones, hasta el punto en que los personajes se subsumen o viven en la superficialidad. Esta primera etapa corresponde a la juventud y el encuentro con el amor de una mujer que vive el protagonista, Colin (Romain Duris). Por otro lado, la segunda parte se desenvuelve en una atmósfera gris, de bronca y tristeza, aparejada a la malaria y a la pobreza. Sin embargo, no es la pobreza la que determina el malestar o los problemas, sino que es la enfermedad de Chloé la que desata todo. En este sentido, es interesante, y quizás más en la segunda parte que en la primera, cómo uno como espectador se da cuenta que el entorno se forma a través de la mirada del protagonista.
Aunque vemos lógica en la primera parte, con respecto al resto del film no encontramos en este un trabajo coherente con el absurdo y lo superficial, a tal punto que termina siendo, muy por el contrario, desconcertante y tedioso. Los actores aparecen demasiado sobreactuados y las escenas parecen no tener sentido. La utilización del stop motion tampoco pareciera hacer un gran aporte. Sí podemos rescatar de esta primera parte la forma en la que se trabajan las muertes, que pierden valor, parecen algo natural y hasta causan risa y corresponden a la superficialidad que invade al protagonista.
La segunda parte del film tiene un trabajo más logrado. Se enfoca en el deterioro de los protagonistas y todo confluye para que esto suceda. Hay una estética de la angustia, llevada a cabo por las imágenes, la tonalidad gris y la música. Esto está acentuado por actuaciones más sólidas y comprometidas con el papel. Aparece, a su vez, más marcada en esta segunda parte una crítica al sistema de trabajo, que poco piensa en las personas y mucho en la producción.