Un golpe audaz e imposible articula divertido policial
Un manco, un hombre sin una pierna y un ladrón profesional que los instruye desde la cárcel son el improbable trío de ladrones que quiere quedarse con la recaudación de una carrera de automóviles.
Las películas sobre robos imposibles suelen ser muy divertidas, y en este caso la diversión es doble dado que los que están a cargo de un golpe sofisticado son unos típicos perdedores sureños que no parecen las personas mas indicadas para el caso. Justamente, ese es el detalle que hace que la última película de Steven Soderbergh sea una gran comedia policial con todos los atributos para hacer pasar un rato entretenido al espectador.
La historia tiene que ver con un plan para robar la recaudación de las carreras de autos NASCAR en el autódromo de la ciudad de Charlotte. Los que planean el atraco son dos hermanos sin mucha suerte (de ahí el titulo original): uno habría sido un gran deportista si no fuera por que se accidentó una pierna, y acaba de quedarse sin su trabajo como albañil, y el otro es un barman al que le falta un brazo. El recién despedido sabe detalles acerca de dónde guardan el efectivo en el autódromo, pero para el robo necesitan un auténtico ladrón, y al que conocen está preso, por lo que plan requiere sacarlo y devolverlo a la prisión el día del golpe.
Este personaje, a cargo del actual James Bond, Daniel Craig, bastaría por sí solo para recomendar esta comedia tan poco pretenciosa como sus pintorescos ladrones, diseñados para mostrar diferentes matices del folklore sureño que obviamente Soderbergh, oriundo de Georgia, conoce más que bien.