Dirigida por Steven Soderbergh, escritor, director y productor conocido por la trilogía de La Gran Estafa y Traffic entre otros films, La estafa de Los Logan propone básicamente una estructura similar a La Gran estafa, mucho menos pretenciosa, sin el magnífico ensamble de celébrities y ambientada en un Estados Unidos rural, con sus idiosincrasias y personajes cuyas motivaciones y pasiones pasan por la música country, el trabajo diario y las carreras de autos Nascar.
Channing Tatum, Adam Driver y Riley Keough son tres hermanos que deciden realizar un robo en las carreras de Nascar, el evento deportivo insignia del sur de Estados Unidos, para lo cual recurren a la ayuda de Joe Bang -Daniel Craig-, un experto en explosivos encarcelado y a punto de terminar su condena.
Soderbergh va presentando a estos coloridos y patéticos personajes, que deciden emprender el gran golpe de sus vidas con un plan tan espectacular como inverosímil, con rasgos tan genuinos que provocan una empatía natural en el espectador y lo capturan mucho tiempo antes de que el verdadero robo comience.
Con diálogos precisos, ciertas dosis de humor e irreverencia y situaciones absurdas pero coherentes con sus personajes, el relato va descubriendo sus patéticas existencias mientras proyectan su anecdótico plan.
Con buen ritmo Soderbergh logra primero empatizar al publico con los personajes para luego dar rienda suelta a la historia, con su lógica progresiva de pistas mas truco final ya visto y momentos que recuerdan inevitablemente a La Gran Estafa y sus secuelas -e incluso un homenaje o parodia a la inolvidable prima Daisy de los Los Dukes de Hazzard-, que aunque deje algunos cabos sueltos logra ser entretenida e igualmente efectiva.
Tal vez desaprovecha un poco algunos momentos y personajes como el de Hillary Swank y Macon Blair, pero basada en carismáticos personajes y una gran puesta en escena, La estafa de los Logan trae una bocanada de aire fresco a la cartelera.