Para continuar con los estrenos festivos, esta vez le toca el turno a una película de animación. The Star (La Estrella de Belén) es el primer largometraje de Timothy Reckart, quien en 2013 se llevó el Oscar en la categoría Mejor Cortometraje Animado. Esta historia familiar supone una vuelta de tuerca sobre la primera Navidad, contada desde el punto de vista de los animales, al estilo de Bugs (1998), Madagascar (2005) o tantas más a las cuales ya estamos acostumbrados.
Ideal para la cercana Navidad, esta animación dirigida por Timothy Reckart une en la acción a un burro pequeño que quiere escapar de su vida rutinaria y sueña con la libertad junto a una paloma inquieta. La máxima aspiración es integrar “la caravana real” para conocer el mundo. Sin embargo los rumores, que abrevan en la historia bíblica hablan de la llegada de tres reyes magos, la parición de una estrella y peligros sobre la vida de María y José. Los animales, se unen una oveja aventurera, tres camellos torpes y otros, llevan lo gracioso a cuestas, con humor tonto, corridas, malos entendidos y resultan queribles. Pero por el otro lado todo tiene que ser políticamente correcto y esquemático como para no ofender a nadie en sus conceptos religiosos. Y esos dos andariveles combinan más o menos. En búsqueda de un publico religioso y con el espíritu navideño a cuestas.
La de animación para la época navideña es una entretenida -para los más chicos- vuelta a un hecho conocido por todos pero con un giro: el nacimiento del niño Jesús desde la historia de un burro llamado Bo que sueña con una vida menos rutinaria que la que tiene en el pueblo.
El nacimiento de Jesús es una de esas historias que todo el mundo conoce en detalle, pues no se trata de un cuento de hadas sino de un relato bíblico que para los creyentes está dentro de los acontecimientos más importantes. La llegada del Mesías tiene cientos de adaptaciones e interpretaciones, pero hay algunos detalles que se conservan sin importar el paso del tiempo, las culturas o demás factores que influencian sobre la vigencia de un relato, hasta convertirlo en un auténtico “teléfono descompuesto”. Hoy día, todo tiene una versión para niños; de este modo, nos encontramos con La estrella de Belén (The Star, 2017). Justo a tiempo para Navidad, nos llega este film de Sony Animation que recrea los días en que María se enteró de que daría a luz a un niño que vendría a derramar sangre por nuestros pecados. Elocuentemente (guiño, guiño), eligieron para esa interpretación la voz de la actriz Gina Rodriguez, conocida por ser la protagonista de Jane the Virgin, una chica que un buen día se entera de que está embarazada. Más allá de este curioso detalle, la película es contada desde el punto de vista de los animales, principalmente el simpático burro Bo (Steven Yeun), quien sueña con convertirse en un corcel de la realeza. Justo cuando está cerca de encontrar el camino hacia ese destino, su vida da un vuelco al conocer a María y José, quienes abandonan su hogar y… el resto es historia conocida. Camellos, aves, ovejas y hasta perros son los encargados de darle nuevo color a este viejo testamento, obteniendo como resultado un film simpático que, respetando las raíces religiosas (en especial si tenemos en cuenta que a la película la distribuye Affirm Films, una división de Sony que toma en su mayoría contenidos cristianos conservadores), se anima a bromear con algunas cuestiones sin perder la ternura que caracteriza a la llegada de Cristo a nuestra tierra, con los Reyes Magos de por medio, entre otras traviesas representaciones de célebres personajes históricos, más escenas de “acción” que le dan un tinte diferente. Lo mejor es que si quieren, los estudios Walden Media pueden continuar con esta tendencia por mucho tiempo más, pues hay mucha tela de donde cortar. La estrella de Belén es lo que es, sin vueltas y sin ahogarse en complicaciones. Amén.
La estrella de Belén: relato bíblico en clave animada Contar la historia de la Inmaculada Concepción y el nacimiento de Jesús en versión animada debía resultar una apuesta tan tentadora como poco original. Dirigida por Thomas Reckart (Anomalisa), La estrella de Belén logra, pese a sus acartonados convencionalismos, algunos momentos de inesperada gracia, como el anuncio del ángel a María y la travesía de los Reyes Magos por el desierto. Contada desde el punto de vista de Bo, un burro aventurero que abandona su destino de esclavo para hacer historia, el film sigue el relato bíblico con más didactismo que ambiciones estéticas, persiguiendo emociones antes que risas, salvo las que genera un palomo, bufón infaltable de toda fábula.
La primera navidad Bo, un pequeño burro de molino, busca salir de su rutina y unirse a la caravana real. En su escape se lastima y se encuentra con María, quien le da hogar y lo cuida hasta que sana. A través de Bo conocemos la historia de María y José, quienes van a recibir al hijo de Dios y futuro rey, lo que implica un fuerte peligro para la actual realeza. Bo, junto a sus amigos Dave, una paloma, y Ruth, una oveja, protegen a María y ayudan a que se cumpla la primera navidad. La película es sencilla pero divertida, y cuenta desde otra perspectiva el relato clásico de navidad. Tiene personajes conocidos (especialmente para los niños) como María, José, Jesús y los Reyes Magos y suma personajes nuevos como los animales que se vuelven protagonistas de la historia. La película se puede volver pesada en los momentos en que se centra en los aspectos religiosos o con los comentarios redundantes por parte de los personajes para dar a entender que se trata de la historia de la primera navidad, pero en general es entretenida y divierte a toda la familia. No se convertirá en un clásico navideño pero es una película corta y simple para disfrutar durante las fiestas.
La estrella de Belén narra la clásica historia que da origen al cristianismo, y en sí a la navidad, desde el punto de vista de la animación para niños. Confundiendo a este público por un sector al que le cuesta entender cuestiones simples. Nuevamente se presenta en cartelera otro título de corte puramente evangélico, aleccionador. Lo que hace algunos años comenzó como acontecimientos especiales, promocionados por las propias iglesias evangélicas, y en salas y funciones particulares durante no más de una semana. Fue adquiriendo con el tiempo, carácter de estrenos regulares, y pertenecientes a las grandes distribuidoras, que no hacen ningún tipo de distinción frente a estas películas. Affirm Films no es más que otra de las subsidiarias de Sony Pictures, pero esta tiene la particularidad de producir películas de corte religioso (según ellos, películas con altos contenidos morales, pero en fin). De la mano de esta llega La estrella de Belén, por lo cual no puede decirse que estamos frente a algo de bajo presupuesto o escasos recursos. Sin embargo, lo primero que notaremos en La estrella de Belén es la importante baja en la calidad dela animación, bastante por debajo de la media, más aún, de las películas animadas de grandes estudios. No hay demasiadas texturas, todo se nota bastante plano, y sin en los animales se disimula un poco por lo caricaturesco, en la animación de humano, la precariedad es más notoria. En definitiva, lo que se nos cuenta no es ni más ni menos que el mayor nacimiento de todos los tiempos, el de Jesús. Pero claro, visto desde una mirada paralela, a través de un ser secundario. El protagonista es Boo, un burro cansado de su rutina alrededor del molino. Un día se decide a abandonar el lugar y guiado por la famosa estrella guía que señala el lugar en que ocurrirá aquel especial evento, emprende un viaje que lo llevará a reunirse con otros animales. En particular, en el viaje se unirá a la oveja Ruth, extraviada de su rebaño, y a la paloma Dave con un ímpetu demasiado alto. Sí, el guion no es decididamente inspirado, y esperen a ver el modo en que presenta la mayoría de las situaciones. Todo es una puesta básica contar lateralmente la historia que realmente les interesa contar, y de paso, presentar personajes carismáticos, y que cada uno cumple con una función acorde a poder bajar la línea moral de modo directo. El director novel Timothy Reckart, y los guionistas Carlos Kokin (cuyo único antecedente es Río 2, sí, aquella que nadie recuerda) y Simon Moore (otro novel), se encargan de dejar todo subrayado. De proporcionar diálogos que suenan a rases para el tráiler, y que directamente faltaría que nos hagan un guiño a cámara para ver si entendimos lo obvio que nos están queriendo decir. Desde la animación también se plaga de imágenes alusivas, y si bien se pretende dar un ambiente dehumor similar al de las películas actuales, con mucho desparpajo, inmediatamente se nota que todo está mucho más calculado y medido que en cualquier otra película. No es esta la primera vez que se intenta hacer animación religiosa, en décadas pasadas fueron famosas en televisión series que presentaban diferentes hechos bíblicos con mensajes aleccionadores. La diferencia es que aquellos no ocultaban su ferviente devoción y se sabía que estábamos viendo algo craneado por las iglesias. También está el caso de El príncipe de Egipto, que utiliza la historia de Noé, y más allá de algún mensaje tradicional, no intenta inculcar ideas de un religión en particular. Es simplemente un film de animación más, realizado con una gran calidad para la época. El problema de La estrella de Belén no es su mensaje religioso, es el mismo que el de todas este tipo de películas, que anteponen el mensaje a la película en sí. Traduciéndose esto en un guion pobre, en un remarcado innecesario, y en un tratamiento del lenguaje para un público con problemas básicos de comprensión. Aquellos que pretendan que sus niños crezcan con los valores religiosos adecuados, bien pueden llevar a los mismos a la misa cualquier día de la semana; y después, cuando vayan al cine, optar por algo de mejor factura que este simple folleto.
EL BURRO QUE SALVÓ LA NAVIDAD Las ideas alumbradas por el cristianismo son materia habitual en buena parte del cine de Hollywood, con elementos bien distinguibles en películas de directores como Martin Scorsese o Mel Gibson, por poner dos ejemplos reconocibles de tipos que las abordan con un gran nivel de locura e imaginación. Por lo tanto, que una película animada como La estrella de Belén retome la idea del nacimiento de Jesús no molesta tanto por sus implicancias cristianas como por el carácter didáctico y con poco vuelo con el que lo hace. De hecho, esta producción dirigida por Timothy Reckart se toma bastantes libertades, incluso hasta satiriza algunos pasajes, pero no puede dejar de ponerse seria y bajar cierta línea hacia el final con lo que resulta bastante molesta. Es decir, a esta altura del Siglo XXI volver a contar cómo un ángel le dice a María que lleva en su vientre el hijo de Dios, y no poner eso en un contexto medio fantástico resulta una antigüedad manifiesta. Y una antigüedad peligrosa si pensamos que el principal público de esta película son los niños. Pero aquí están, Sony y la Iglesia unidos en sagrado matrimonio audiovisual. Pero María y José son personajes secundarios en esta fábula religiosa, donde los protagonistas son una serie de animales que terminan ayudando para que el nacimiento de Jesús llegue sin complicaciones. Más precisamente, el protagonista es un burro que tiene el conflicto habitual de buena parte del cine animado contemporáneo: tiene un deseo, pero la realidad le impone otro futuro, con un destino que parece en su caso estar rubricado como animal de fuerza en un molino. Está bien que su deseo es el de asistir a la caravana real, con lo que la película le suma a su religiosidad un costado monárquico aún más molesto, pero en el camino obviamente el burro sufrirá alguna revelación que le impondrá la idea de que lo suyo es asistir a los desprotegidos, en este caso el torpe José y la embarazada María. Cuando La estrella de Belén deja de lado el didactismo cristiano, avanza como una road movie cómica y slapstick, con algunos pasajes divertidos y personajes de reparto con cierta gracia, como esa oveja que aparece por allí con espíritu de Bugs Bunny (sepan disculpar la herejía). Es parte de la fricción de un relato que buscar disimular su monserga en el carisma de sus criaturas, aunque al final se imponga con determinación el mensaje. Y más preocupante aún, parte de su libertad se ve lastrada por una serie de imposiciones de producción, que buscan integrarla con buena parte del cine de animación mainstream, por lo que no puede faltar un villano aunque esté totalmente desdibujado y sólo opere como elemento funcional de la trama. En verdad la misma historia se podría haber contado con un espíritu más libre, menos atado a la tradición y a la necesidad de construir un final con mensaje sobreexplicado. Pero hay quienes entienden que si se apunta a los niños, las cosas deben estar licuadas como uno de esos purés horribles que les dan a los bebés. Por suerte en la cara del burro protagonista hay una chispa, una emoción, que hace bastante honesta su ingenuidad e impone su mirada leve haciendo mínimamente tolerable el relato.
Los espectadores conocen bastante esta historia sobre el nacimiento del niño Jesús y muchos cristianos esperamos esta fecha, donde se arma el árbol de navidad y se esperan los regalos en cada navidad. En esta ocasión el desarrollo se realiza a través de animalitos muy simpáticos y animados, un importante elenco le pone sus voces a cada uno de los personajes: tres camellos (Tracy Morgan, Tyler Perry y Oprah Winfrey), Bo el burro (Steven Yeun), Dave la paloma (Keegan), Ruth the sheep (Aidy Bryant), María (Gina Rodriguez) y el Rey Herodes (Christopher Plummer), entre otros. Esta es una película animada y divertida para niños con varios chistes para ellos, contiene mensajes, habla de los sueños, resulta entretenida y tierna. La canción principal “The Star” esta cantada por Mariah Carey.
Se estrena otra sobre la navidad que se llama “La estrella de Belén”. Ok. Aceptemos a medias el tema de la originalidad, en tanto contar la historia de la inmaculada concepción desde el punto de vista de un burro y sus amiguitos animales, emprendiendo el mismo viaje marcado precisamente por la estrella de Belén que otrora guiara a los reyes magos a presenciar el nacimiento que signaría a la humanidad para siempre. ¿Cuál sería el objetivo y a quién está dirigido? No hay una sola situación, ni frase, ni actitud narrativa, que no lleve indefectiblemente al momento más políticamente correcto de la historia del cine de animación y de la religión y sin embargo hay retazos de La estrella de Belén que atrapan en cuanto a la calidad del dibujo y al diseño de los personajes. En especial por Bo, el burro que, intentando de salir de su rutina, sale hacia lo que intuye será una gesta. En épocas navideñas hay de todo, y este dogma católico disfrazado de aventura está tan lleno de virtudes en su mensaje como edulcorante alrededor del mismo. En todo caso, la mirada desde el mundo salvaje y gracioso a la vez, es el más loable aporte de esta animación, y sino fuese por la evidente intención de bajar línea, hay momentos disfrutables en el viaje que María y José inician a los efectos de llegar al lugar elegido. Sobran virtudes técnicas en esta producción tanto en la banda sonora como en el diseño sonoro, y si bien hay una generación adoptada por la televisión en épocas navideñas al momento de programar “Jesus de Nazareth” (Franco Zeffirelli, 1977), éstá clara la necesidad de abarcar a todos, por lo cual “La estrella de Belén” en su impronta ultraconservadora, tiene la gran chance de convertirse en un “clásico” de la programación televisiva. Dogmático y repetible hasta el infinito. ¡Ufa!.
Crítica emitida por radio.