El director de El Francesito, un documental (im)-posible sobre Enrique Pichon Rivière vuelve a proponer un viaje hacia la historia, en este caso focalizando en los primeros inmigrantes judíos hacia América, quienes llegaron provenientes de distintas regiones de Europa debido a la persecución por parte de la Inquisición.
La experiencia judía, de Basavilbaso a Nueva Ámsterdam pone sus pies en un pasado familiar que es también el de gran parte de una comunidad. Todo arranca en la localidad entrerriana de Basavilbaso, de donde es oriunda la familia del realizador, y continúa por distintos puntos del continente a los que Kohan viaja con la idea de descubrir más acerca de aquellos sefaradíes.
Más allá de su puesta en escena televisiva, La experiencia judía… es una de esas películas abiertas a la sorpresa. Mejor dicho, abierta a la posibilidad de dejarse sorprender. Con paradas en el hallazgo de las ruinas de lo que alguna vez fueron sinagogas hasta cementerios en medio de la selva de Surinam y el encuentro con una comunidad del noreste de Brasil que descubre su identidad judía, por citar algunos ejemplos, Kohan construye un mosaico antropológico cuya base está cimentada por la voluntad de transmitir los sentimientos generados por el desarraigo y la lejanía. Sentimientos que, queda claro, no distinguen raza ni religión.