Esta fabula sobre el amor incondicional de los padres por sus hijos navega en aguas del realismo mágico. No es para nada una cinta familiar, su historia y su mensaje resultan demasiado densos y complejos para los más chicos. La estética de telefilme, y el guion bien estructurado le dan dinamismo. Sin temor al ridículo, el elenco se sumerge en cuerpo y alma, y es JENNIFER GARNER sin dudas la que carga con el peso de la historia a cuestas. Su presencia dramática, le da credibilidad a una película que necesita, por lo extravagante de su argumento, de la complicidad del público.
Para amantes de los melodramas y las historias con moraleja.