La extraña vida de Timothy Green

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

MAGIA EN ESTADO VEGETATIVO

Cuando un papá y una mamá se quieren mucho mucho, llaman a la cigüeña para que les mande casi 3 kilos de babeante ternura. Pero si el pajarraco tiene el celular apagado, y los papás todavía andan con ganas de gastar mucha plata en pañales, no les queda otra que bajarse un tinto y, una vez mareados, ponerse a escribir en muchos papelitos las características soñadas para ese hijo que nunca tendrán. Después, ponen todos los papeles en una caja y la entierran en el jardín. Tras una noche de lluvia… ¡listo! Ya tienen un hijo. Aunque parezca loco, esto es lo que Cindy (Jennifer Garner) y Jim (Joel Edgerton) le cuentan a una empleada de una agencia de adopción con el objetivo de demostrarle que ellos están preparados para recibir un niño en su casa. Así de mágica como suena, LA EXTRAÑA VIDA DE TIMOTHY GREEN (THE ODD LIFE OF TIMOTHY GREEN, 2012), falla en maravillar al espectador al pedirle un descomunal esfuerzo de “suspensión de la incredulidad”. Ok, puede ser que el guión no se moleste en explicar exactamente de dónde sale el pequeño Green. Digamos por un momento que aceptamos eso. ¿Pero que pasa cuando ninguno de los personajes parece demasiado preocupado por el hecho de que un día para el otro los Green tienen un hijo ya crecido? ¿Nadie va a sospechar que el pibe fue comprado en algún país en vías de desarrollo o cosas por el estilo?
Por el contrario, la película prefiere obviar todo eso y pasar a lo que según el guionista y director Peter Hedges es lo más importante: mostrar como Cindy y Jim intentan vivir a través de su hijo y así superar sus propias frustraciones. Así, tratarán de demostrarles a los otros lo perfecto que es Timothy, en una serie de momentos que van desde lo patético hasta lo ridículo. No hay ni una pizca de magia en la escena en las que Jim intenta convencer al árbitro del equipo de fútbol para que haga jugar a su hijo (y todo para que el papá de Jim esté orgulloso de él por medio de Timothy) o aquella penosa secuencia (que produce bastante vergüenza ajena) en la que la familia Green canta frente al resto de la familia. Y en el desenlace, (OJO, SPOILERS) la supuesta "enseñanza" que Timothy deja a sus papás no es lo suficientemente acentuada como para justificar lo antes visto (FIN DE SPOILERS).
La mayor parte del metraje de LA EXTRAÑA VIDA DE TIMOTHY GREEN no posee un conflicto dramático de peso. Todo parece ser perfecto en ese mundo (algo que es acentuado por una bella fotografía, hay que decirlo) y aquellos problemas que surgen se solucionan sin dificultades. ¿Y el resto de la película? Melodrama y golpes bajos: escenas que buscan como un misil teledirigido la lágrima fácil. En cuanto a las actuaciones, es para destacar la participación de CJ Adams como el chico vegetal, que se planta bien ante el desafío de interpretar un guión mediocre que busca conmover desesperadamente, pero sin lograrlo.