El amor que llega a destiempo
María es una argentina que, como tantos, buscó refugio en Barcelona para tratar de cambiar su existencia. Pero su carácter taciturno y reservado le impide concretar sus aspiraciones de hallar la verdadera felicidad. Al enterarse de la muerte de su abuelo, último sobreviviente de la familia, María decide regresar y aquí se entera de que le había dejado como herencia una casona en un pequeño pueblo del interior.
Luego de un viaje interminable, ella llega al campo habitado sólo por el viento persistente y las nubes de polvo que aumentan la soledad del lugar. Sin embargo, ese contacto con la naturaleza hace que María comience a sentirse atraída por esa inmensa llanura y por los recuerdos que su abuelo esparció por toda la casa. El encuentro con Juan, un hombre que está al frente de una estancia y que, como ella, necesita de cariño y comprensión, transforma el carácter de María. Halló, por fin, un alma gemela que pronto le entregará su amor.
El director Fernando Díaz, que había debutado en el largometraje en 1998 con Plaza de almas , aporta a su historia la necesaria ternura para que lo que cuenta en su propio guión contenga esos elementos que radiografían a la protagonista, personaje al que María Laura Cali supo expresar más con breves gestos que con palabras. No menos acertada es la labor de Arnaldo André como ese estanciero que descubre el amor. Una excelente fotografía y una adecuada banda musical colaboran para que este film, pese a cierta morosidad, se convierta en una buena historia.