La Familia Bélier se destaca en una semana de pocos y flojos estrenos.
La familia Bélier es una familia de granjeros, que tienen la particularidad de ser sordos. O por lo menos casi todos ellos. Paula, la hija mayor de la familia, nació con audición perfecta y se ha dedicado desde que tiene uso de razón, a ser la que interpreta, traduce y contacta a su familia con gran parte del mundo exterior. La familia se ha vuelto dependiente de ella, y esa situación se exacerba aun más cuando el padre decide postularse como Alcalde de la ciudad donde viven. El problema es que paralelamente a eso, un profesor de la escuela de Paula, descubre que la adolescente tiene un don como cantante, ofreciéndole la oportunidad de dejar el pueblo para ir a estudiar a una academia en Paris.
Inscripta en el genero de la comedia, aunque abunde en situaciones dramáticas que en manos de otro director serian de lo mas ridículas, esta película se dedica a mostrarnos la dinámica de una familia muy particular, que, de tan concentrada que estaba por sortear su discapacidad auditiva, nunca logró profundizar el vinculo que se genera entre la función de la hija y la función de la interprete.
Con actuaciones geniales, particularmente de Louane Emera y su madre, composición a cargo de Karin Virad a quien muchos ya habíamos visto en El empleo del tiempo, La familia Bélier termina siendo una exploración un poco pasatista sobre el drama familiar, temática que claramente atrae al director Eric Lartigau, de quien recomiendo enfáticamente la película L’homme qui voulait vivre sa vie del año 2010.
El verano aparenta venir cargado de tanques, así que para aquellos que prefieran una propuesta más bien tranquila, La Familia Bélier no los va a defraudar.