La Feliz, continuidades de la violencia: El lado B de Mar del Plata.
En este documental el director Valentín Javier Diment se propone desmitificar el mote de ciudad feliz que lleva Mar del Plata, para dar cuenta de una realidad oscura pasada y presente.
Como su apodo lo dice, “La Feliz“ es conocida justamente por dotar de alegría y regocijo a los miles de visitantes que desde hace décadas la eligen como el escenario ideal para vacacionar y olvidarse, al menos en temporada veraniega, de los problemas del resto del año.
Mar del Plata fue, más aun en épocas pasadas, el epicentro de una clase media alta que intentaba simular los dotes de otras ciudades europeas con lujos y estilos de vida de la gente con una mejor posición económica. Las figuras de la televisión y el teatro argentino, sobre todo en la época de los ochenta, se daba cita en las playas turísticas para el disfrute de una vida que parecía perfecta.
Pero ¿qué hay detrás de esta fachada de felicidad en Mar del Plata? Desde esta pregunta surgen varias respuestas en “La Feliz, continuidades de la violencia”, el documental de Valentín Javier Diment. Ya su título lo deja claro y sin refute, dentro de esa supuesta felicidad se esconde la peor violencia de todas, aquella que durante muchos años se mantuvo en silencio, sin justificaciones (dejando claro que para un hecho violento nunca habrá una real justificación), y no solo apunta a la violencia física y psicológica, aquella que arroja cantidad de muertos sino que también de aquella que priva a las personas de su derecho más esencial: ser ellas mismas. Y como si fuera poco, todo esto sucede en un continuado, desde los años setenta (que es donde se sitúa inicialmente el relato) hasta los días actuales, la violencia nunca ha dejado de existir, sólo ha estado más oculta en una ciudad que intenta dar cara de otra realidad.
Diment pone de cara al espectador con los terribles hechos que sucedieron en los años setenta, en especial haciendo el foco en dos de ellos: el asesinato de Silvia Fuller, una estudiante víctima de un disparo mortal a manos de un miembro de la CNU (Concentración Nacional Universitaria, organización terrorista ultraderechista), mientras se desarrollaba una asamblea de estudiantes, y por otro lado, la famosa “Noche de las Corbatas“ (1977), donde un grupo de abogados laborales, junto a sus familiares, fueron secuestrados, torturados y ejecutados, en el centro clandestino “La Cueva“. En este punto el director consigue uno de los relatos más conmovedores y necesarios. Se trata de Marta García Candeloro, esposa del abogado Jorge Candeloro (asesinado), quien fue secuestrada, violada y torturada, pero logró sobrevivir a ese infierno, para ser parte esencial no solo del documental, sino también de la historia argentina.
Pero este solo es el inicio de una Mar del Plata que acuna en sus lugares más oscuros movimientos neonazis y de ultraderecha, gente decidida a batallar con cualquiera que no esté de acuerdo con sus ideales, con su forma de entender (o mejor dicho no hacerlo) el derecho del otro. Allí se muestran distintas agresiones perpetuadas por estos grupos a gente de la comunidad LGBTQ y a gente de la comunidad boliviana.
Con un trabajo destacable y exhaustivo de investigación periodística a cargo de Felipe Celesia, Pablo Waisberg y Federico Desántolo, la narrativa de la propuesta pone en juego las dos caras de la misma moneda, es decir declaraciones y testimonios de ambas partes, aquellas víctimas y sobrevivientes de estos hechos atroces y aquellos que defienden con una seguridad que asusta lo que ellos entienden como realidad o como verdad absoluta, es el caso de Carlos Pampillón, líder del Foro Nacional Patriótico, referente de ultraderecha, que no tiene ningún tapujo en decir frases como “es una mentira lo de los treinta desaparecidos“ “los militares se quedaron cortos“.
Construido a base de un ritmo preciso entre las entrevistas a los distintos personajes, la muestra de lugares donde sucedieron los hechos, recreaciones de atentados y un gran documento de archivo, el director logra un documental no solo atractivo como material cinematográfico, sino necesario e imprescindible para dar cuenta de aquellos hechos aberrantes sucedidos en la ciudad de Mar del Plata, y de aquellos que aún hoy siguen sucediendo. Apoyándose en la música como elemento fundamental y detalladamente trabajado, “La Feliz, continuidades de la violencia” logra el cometido de mostrar el lado B de Mar del Plata, y dejar expuesto un pasado que no se encuentra tan lejos del presente marplatense.