Geraldine Chaplin y UdoKier se embarcan en un rodaje que intenta honrar al fallecido escritor director y productor caribeño Jean-Luis Jorge.Podría imaginarse que la resultante sobre semejante acercamiento concibe un extraño y encantador mosaico de los años ’70, que los realizadores Amelia Guzmán e Israel Cárdenas intentan realizar con su film en rodado en conjunto “Holy Beasts”
El objetivo de esta obra era realizar una especie de meta film en honor al excéntrico realizador, escritor y productor teatral Jean-Luis Jorge una figura emblemática que fuera un miembro activo en las tendencias underground de la escena, en eclosión en aquellos setentas. Tomando como referentes a artistas transgresores como Andy Warhol y las vanguardias europeas, esta singular figura se convirtió una leyenda en Santo Domingo gracias a sus excéntricas películas ‘clase B’ hasta que su carrera fuera trágicamente acotada por su asesinato. Cabe aclarar, que Jean-Luis Jorge murió a mano de tres adolescentes en el año 2000 y su trayectoria no resulta frecuentemente conocida fuera de Santo Domingo.
No cabe duda que su impronta vale la pena este ejercicio retrospectivo. Tarea nada sencilla resulta clasificar el estilo de sus películas: bizarras, irritantes. Aunque visualmente encantadoras.La historia de un grupo de antiguos amigos que conocieron a Jorge tiempo atrás -cuando todos eran miembros de un club de la escena under-, planean, ya septuagenarios, grabar una película inédita sobre un guión acerca de la propia isla que cobijó al artista en sus mejores años.
El personaje de Geraldine Chaplin asume el rol de director del film mientras busca un productor que acceda a financiarlo. Es una película caótica que dialoga con los propios códigos fílmicos, la eterna Geraldine luce arriesgada, osada e inspirada. “HolyBeasts” recrea la atmósfera tropical, amparándose en una excelente fotografía, en un moderno diseño de interiores y en una fantástica música como acompañamiento.
A juzgar por las intrigantes decisiones que signaron la vida artística de Jorge, la transgresión de la que hacía un culto su persona y lo misterioso acerca de su muerte remarca la estética de este film, cuya línea divisoria entre el testimonio documental y la ficción parece difuminarse.