OFENSAS PARA TODOS Y TODAS
Es llamativa la contuinidad y fluidez que ha tenido la carrera de Seth Roger desde su debut en Freaks and Geeks (con Jason Segel y James Franco) allá por 1999. Especialmente por el hecho de que nunca se ha consolidado como un estandarte de la llamada Nueva Comedia Americana, aquella generación que tenía el mitico Saturday Night Live como semillero casi absoluto. Sin embargo, el canadiense se las ha arreglado para mantenerse en las primeras planas a fuerza de un tipo de comedia que elogiaba la adolescencia eterna, el sexo y las drogas blandas. Y si no estan empapados del estilo de Rogen miren el descontrol, en varios sentidos y razones, de This is the End, Pineapple Express y The Interview.
De esta manera, Rogen ha llegado a un punto en su carrera donde tiene una libertad mas sustentada en lo economico que en lo prolifico, lo cual le permite dar rienda suelta a sus mas delirantes fantasías. Y es en este momento donde su nuevo delirio se llama La Fiesta de las Salchichas. Frank (Rogen) es una salchicha que convive con otras en un paquete en el estante de un supermercado, su solo objetivo consiste en ser elegido por los “dioses” (humanos) para ir al “mas allá” (afuera del lugar) y tiene la intención de hacerlo con su novia, la pan para salchicha de Brenda (Kristen Wiig). Lo que no sabe Frank, ni ninguno de los productos del supermercado, es que los dioses los quieren para su consumo.
De esta manera, La Fiesta de las Salchichas nos introduce en una gran metáfora, y lo de “gran” hace referencia al tamaño, no a la profundidad. Greg Tiernan y Conrad Vernon abordan con una total irreverencia, desparpajo y literalidad los chistes que son los ya conocidos para aquellos introducidos en la factoría Rogen & Cia.: lineales, groseros y totalmente explicitos. Todos aquellos chistes que Rogen insinuó con la limitación del action-live, aqui los hace visibles gracias a la animación, y eso no es una buena noticia simplemente porque es lo único que la pelicula tiene para decir. Aquí los chistes son un fin y no un medio. Todos los actos (incluso el final) dirigen su narración hacia gags con resultados superfluos, que raramente hacen reír principalmente porque se ve venir el remate. Y su mayor error se da en el camino que precede ese desenlace, donde amaga con abordar temáticas como el conflicto de Oriente Medio, los americanos nativos, la religión, el ateísmo y el control de masas, pero simplemente elige hacer chistes sobre el obvio paralelismo fálico-vaginal de una salchica y un pan de pancho.
Tiernan y Vernon construyen una película dirigida a un público muy especifico en una propuesta que, precisamente por esto, va a matar o morir en su recibimiento. Y es por esto que Rogen se empieza a parecer mas a Adam Sandler que a Trey Parker y Matt Stone (South Park), un tipo con un humor de corte inmaduro que hace películas con sus amigos para gente como él y sus amigos. Y como era de esperar, el resto se queda afuera.