Rebelión en la granja
La fiesta de las salchichas comienza como típica película de Disney: una canción al estilo La Bella y La Bestia, con un mundo ideal dentro del supermercado para transformarse en una fiesta para los alimentos que allí se encuentran, con estética de la animación publicitaria de los 50s. El compositor Alan Menken ya de entrada nos introduce en el mundo de este film producto de la cabeza de Seth Rogen y compañía, que para quienes vieron Pineapple Express o This the end entenderán en qué se están metiendo.
Es el tipo de humor que se imaginan y más. Irreverente, provocador, ordinario... y claramente no apto para todos los públicos. Es de esas películas que puede parecer grandiosa o por el contrario una total porquería. Y a decir verdad, a mí me pareció lo primero. ¿Y por qué?
A la historia la llevan adelante productos de un supermercado (por lo general son comida pero encontramos de otro tipo también) y esperan con ansias ser comprados por los “dioses humanos” para poder salir por las puertas del supermercado, donde los espera el reino del más allá. Sin embargo no saben que la realidad allí afuera es muy cruda y no como les han hecho creer durante tanto tiempo. Y también es la historia de Frank, una salchicha que sueña con meterse hasta el fondo dentro de un pan para panchos llamado Brenda. Y si son de los que encuentran en esto una connotación sexual, es porque efectivamente la hay. Y no es la única.
El guion, además de contar con el uso de drogas, contenido gore, referencias sexuales y étnicas, realiza una crítica a la religión sobre la cual se encarga de reflexionar. No encontramos momentos en los cuales no exista algo de todo esto mencionado, y es probable la falta de costumbre de ver este tipo de películas nos lleve a que impacte aun de forma mayor. Pero todo esto no debe hacernos dejar de lado toda ese trasfondo construido con el fin de dotar de esperanza a la comunidad y preservar el orden social.
Encontramos buenos personajes como el de la salchicha Frank y el pan Brenda, pero también secundan de buena forma la otra salchicha (Barry), el taco Teresa, el bagel Sammy, Kareem Abdul Lavash, el villano Douche y Chicle, la goma de mascar.
Si bien La fiesta de las salchichas por momentos es un tanto irregular, dado que cuesta mantener alto el nivel de palabrerios y gags de forma continua, haciendo que la parte central se sienta más apagada, lleva adelante momentos muy logrados. Y los últimos 5 minutos del film son con seguridad los que mejor saben hacen sacar nuestras risas y carcajadas.
A pesar de no ser excelente, es sumamente entretenida y mantiene la crítica social alta, aun cuando se utilice lenguaje obsceno. Es innegable la originalidad de la historia, el humor que no se queda corto en ningún momento y que lleva marcado el encanto de lo políticamente incorrecto.