El laberinto del tiempo
“La forma de las horas” (2019) es una película nacional independiente dirigida y escrita por Paula de Luque. Realizada sin el aporte del INCAA, el reparto incluye a Julieta Díaz (Corazón de león, Refugiado) y Jean Pierre Noher, aparte de contar con la participación especial de la bailarina Paula Robles. Filmada durante solo nueve días y con nueve meses de postproducción, la obra tuvo su estreno en el prestigioso Festival Internacional de Gramado, evento en el cual Julieta Díaz recibió el premio a la Mejor Actriz. Además, la cinta está seleccionada en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de El Cairo.
Sin una estructura narrativa lineal, el filme cuenta la crónica de un derrumbe amoroso en 24 horas. Fernando (Jean Pierre Noher) deja a su pareja Ana (Julieta Díaz) y desde ese momento ella comenzará a escribir y recordar los momentos que vivió con él, entrando en una dimensión donde pareciera que el tiempo corre distinto.
Con una sentida música original compuesta por Leo Sujatovich e interpretada por músicos de la Filarmónica de Buenos Aires, la nueva producción de Paula de Luque peca de pretenciosa y reiterativa. Supuestamente la directora quiere tocar temas como el dolor de una separación, el olvido, lo intrincada que es la memoria y lo efímero que resulta el tiempo. Sin embargo, estos tópicos no son explorados como se debe ya que el guión no cuenta con un hilo conductor, sino que es un rejunte de diferentes momentos que no llevan a nada en concreto.
Dividida por números (1, 2, 3…) que vendrían a ser capítulos, lo peor que sucede en esta película es que no se entiende. Sin coherencia ni sentido, las explicaciones brillan por su ausencia. Nunca vamos a saber por qué Fernando dejó a su mujer, cómo es la relación de Ana con sus hijos, qué relación tienen los bailes de Paula Robles, etc. De esta manera, llega un punto en el que el espectador se rinde y solo se dedica a contemplar a la protagonista.
Julieta Díaz logra dar una buena interpretación a pesar de que resulta imposible empatizar con un personaje del que se sabe tan poco. Flotando en una piscina, acostada en la playa o entre álamos, Ana es una protagonista tan pensativa como indescifrable. Ni siquiera en una escena de duplicación (hay dos Anas hablando entre sí) se consigue entender qué pasa por la mente de esta persona.
Olvidable casi de inmediato, “La forma de las horas” fracasa estrepitosamente al querer retratar el amor/desamor. Sin generar ningún tipo de profundidad emocional, la película debería haber contado con un guión mínimamente decente para salir a flote.