El Arcón de los Recuerdos. “La Forma de las Horas” de Paula de Luque.I
Un hombre (Jean Pierre Noher) y una mujer (Julieta Díaz) se juntan después de un año de haberse separado para vender la casa de veraneo que ambos tenían mientras habían sido pareja. Por Bruno Calabrese.
La ruptura de una pareja es una situación dura, traumática. Plagada de idas y vueltas, recuerdos tristes, recuerdos lindos. Algunos difusos, otros contradictorios. Todos esos recuerdos suelen vivir en la memoria de quienes han pasado por una crisis similar.
Muchas veces son los objetos los que traen esos recuerdos a la memoria. En este caso es una casa, con todo lo que eso encierra. Encima al borde de la playa, donde se suelen pasar vacaciones, momento relacionados con la felicidad y el reencuentro familiar. Ana y Fernando se juntan para vaciar esa casa, floreros, fotos de ellos y de sus hijos. Todos recuerdos de un pasado juntos que ya no es, pero que se hace presente cuando entran en esa casa.
La directora juega con esos tiempos de manera sutil. Divide el relato en 10 capitulos, lo que uno podría interpretar 10 horas. En cada una de ellas conviven eso momentos guardados en la memoria de ellos. Momentos de diálogos, de historias contradictorias, de recuerdos en los cuales muchas veces la memoria juega una mala pasada y se transforman en confusión. Pero eso no importa, porque esos recuerdos están. Inteligentemente la película sabe interpretar los juegos de la memoria, y lo refleja con detalles. En muchos momentos no sabemos si estamos en el presente o en un recuerdo. Un anillo en un dedo delata el pasado pero en el momento siguiente el anillo no está, porque la memoria muchas veces no está en los detalles.
Al igual que en “Ghost Story” del año 2017, acá los recuerdos muchas veces son fantasmas que deambulan en la casa. Fantasmas que uno llama y no aparecen, y otros que se niegan a desaparecer, pero que son necesarios para cerrar un duelo de una forma sana pero cuyo proceso es doloroso. E
“La Forma de las Horas” habla del duelo por un amor que se terminó, cuyos recuerdos estarán para siempre en la memoria de esa casa que sirvió como arcón de la memoria. Un dolor hecho una poesía lenta, melancólica y triste.
Puntaje: 80/100.