Elisa pasa su solitaria vida siguiendo la misma rutina todos los días. Trabajar en el turno nocturno como limpieza de un laboratorio secreto, charlar con su anciano vecino, y tratar de llevar su soledad mediante…. quererse mucho así misma, mientras espera que alguien la ame pese a ser muda. Pero un extraño suceso pasa en su lugar de trabajo, y el amor que tanto esperaba, llegara de la forma más extraña.
Hoy nos toca hablar de una de las películas más esperadas y hypeadas de todas las nominadas a los premios Oscar, La forma del agua. Y no solo porque su director, Guillermo del Toro, es uno de los realizadores más queridos por los espectadores; sino porque la crítica mundial venía hablando maravillas de este film. Y para serles sincero, cuanta razón tenían.
Como suele suceder con todas las películas de Del Toro, el diseño de producción es hermoso, y podríamos parar el film en cualquier momento y obtendríamos un cuadro que a más de uno le gustaría tener en su living; pero lo que destaca en esta ocasión es el guión.
A muchos quizás le parezca un simple cuento de hadas, sin ningún aditamento que lo haga especial. Pero si miramos más allá de la historia que se nos cuenta, veremos como La forma del agua toca un tema más que evidente, y es el de la aceptación de uno mismo, con sus virtudes y falencias.
Esto lo veremos en todos los personajes, quienes luchan por ser otras personas, y como sus vidas cambian para bien cuando entienden que lo mejor es dejar de aparentar, y ser como uno es por naturaleza y ya. Solo hay un personaje que no veremos cambian y ya se imaginaran quien es.
A esta característica de los personajes, los acompañan muy buenas actuaciones, donde destacan el trío compuesto por Sally Hawkins, Michael Shannon y Doug Jones. Como dijimos inicialmente, la historia a priori parece simple, y estos personajes también lo serian; pero los actores se encargan de dotarlos de una humanidad, que logran de inmediato que como espectadores, deseemos que los protagonistas se salgan con la suya y el villano sufra lo máximo posible.
La forma del agua es entonces una película que hay que mirar con mucha atención. Y no solo para disfrutar del trabajo de Guillermo del Toro como director, o para apreciar la exquisita música compuesta por Alexandre Desplat; sino para valorar los detalles que hacen que un cuento de hadas cobre otro significado. Una delicia para todos los sentidos.