Obra maestra. Así hay que empezar a hablar de La forma del agua, otra joya que sale de la mente de Guillermo del Toro, quien aquí demuestra su amor por el cine de manera inigualable.
Hace unos años, cuando se estrenó Hugo (2011), escribí: “Scorsese le escribió una carta de amor y admiración al cine”.
Las mismas palabras se aplican aquí pero con el agregado “fantástico” luego de “cine”, porque Del Toro nos enseña la importancia que tuvieron para él aquellas películas de monstruos que veía de chico.
De hecho, es de la película El monstruo de la laguna negra (1954) de donde se inspiró para componer a la criatura de su film.
Aquí le dio alma y la capacidad de que el espectador conecte con él y con su historia de amor.
El film en ningún momento deja de ser una historia de fantasía y se hace cargo de eso. No hay grises. Los buenos son muy buenos y los malos son muy malos.
Asimismo, no es una película para chicos. Y por suerte no es así porque saldría perdiendo. Hay escenas de sexo muy bien puestas y necesarias para el desarrollo de la historia.
Sally Hawkins, nominada a Mejor Actriz en los Premios de la Academia por este rol, hace un laburo excelente. Al interpretar a una muda, todo su lenguaje es corporal. Y logra que no necesitemos escucharla, solo observar sus gestos y miradas para enamorarnos de ella.
Michael Shannon, hace lo que mejor le sale: encarnar a un ser detestable con maestría.
Por su parte, Richard Jenkins le imprime el humor necesario por momentos y también una cuota de realidad. Su personaje es el que tiene más matices.
A la criatura anfibia la interpreta Doug Jones, quien ya tiene bastante experiencia en trabajar con tanto maquillaje y prótesis. Incluso podríamos decir que se había preparado para este rol con anterioridad porque encarnó a Abe Sapien (de fisonomía muy parecida) en las dos entregas de Hellboy también dirigidas por Del Toro.
En cuanto a lo técnico, hay que destacar y aplaudir a la dirección de fotografía por parte de Dan Lausten, junto con la dirección de arte y producción de Nigel Churcher y Paul Austerberry, respectivamente.
Esta combinación es un elixir para la vista. Cada composición de plano te deja sin aliento. Hay miles de detalles que pasás por alto, por lo que se requiere varios visionados.
Es de esas películas que lo cinéfilos compramos en bluray para analizar de manera exhaustiva cada uno de sus aspectos y analogías.
Y si hablamos sobre un metalenguaje, también lo encontramos aquí. Hay mucho para analizar sobre el amor, el rechazo, el racismo y la aceptación.
La forma del agua se mete de forma inmediata en mi top 3 de este 2018 de la misma manera en la cual se ha convertido en una de las películas que más he disfrutado en los últimos años.
Si amás el cine amás esta película.
Se merece todas sus nominaciones, todo el reconocimiento y la gloria eterna