Magui Bravi protege el bosque en la ópera prima de Gonzalo Mellid
Dos hermanos cometen un error en el bosque y despiertan a una entidad oscura y mítica que protege toda vida entre sus límites. Este jueves se estrena en cines La Forma del Bosque.
¿De qué va?
Silvia y Andrés son dos jóvenes hermanos que viven en una cabaña remota junto a su abuelo. Solos en el bosque, los niños desatan accidentalmente la ira de un espíritu oscuro que los perseguirá durante el transcurso de una noche. Solo sobreviviendo hasta el amanecer podrán deshacerse de esta terrible maldición.
En 2019, Gonzalo Mellid, estrenó su cortometraje de terror Cenizas en el Buenos Aires Rojo Sangre, inaugurando así un extenso recorrido internacional. En 2020 recibió la mención como Mejor Director en el Nox Film Fest, en Uruguay; y el corto tuvo su debut en Estados Unidos dentro de la selección oficial del prestigioso festival Telluride Horror Show. Esto le allanó el camino para ir pergeñando lo que fue La Forma del Bosque, su ópera prima que tiene un estreno comercial fuerte en Argentina.
La estructura de la película se cuenta en actos, exponiendo el truco narrativo con lo que se construyen todos los relatos. En este caso, titulando a cada acto, sumando el valor de cuento de hadas que da vueltas alrededor todo el tiempo.
Su director parece haber olvidado la regla general de los operaprimistas: “no trabajes ni con nenes, ni con animales”. Bueno… el decidió hacer caso omiso y toda la acción se apoya en ambos protagonistas menores: una llevando la parte de la luz, y el otro la oscuridad. Y hasta tienen un caballo herido.
Luego, tres protagonistas mayores de edad… cada uno con una función diferente: el abuelo de los niños con un pasado oscuro (Chucho Fernandez), un hombre con un alma atribulada por perder a su hijo y la forma del bosque en sí misma, la ninfa oscura: Magui Bravi.
Ella es la protagonista del poster, de la prensa y de todo lo demás… pero tarda en llegar. Ahora, cuando llega pone el cuerpo (literalmente) aprovechando que tiene figura y sabe como usarla. El maquillaje ayuda a despegarla de la idea de “ah, la de la tele”, al igual que una actitud muy centrada al tono de la película.
Mucha utilización de dron, para darle al bosque una presencia estelar en el relato: el ambiente es un protagonista más. La mayor parte del metraje se desarrolla en exteriores, dándole un valor de producción extra.
Todo se va cocinando a fuego lento, haciendo que el final se desarrolle de manera muy apresurada y que te quedes con ganas de más. Lo mismo sucede con la historia del abuelo y la relación con su amada.
Un ejercicio de fábula oscura que no es tanto de terror, sino más bien aleccionante a través de la dinámica de la luz y la oscuridad. Un primer paso de un director que se presenta bastante coherente si vemos su cortometraje anterior, y una figura como Magui Bravi prendiendo fuego la pantalla, La Forma del Bosque es un estreno para prestarle atención.