Radu Mihaileanu.
Tengo un gran afecto por este sujeto ya que en 1999 cuando era estudiante de periodismo tuvo la humildad y amabilidad de darme una larga entrevista sin importarle que sus declaraciones fueran para un trabajo práctico.
En ese momento vino a Buenos Aires como invitado de la primera edición del BAFICI donde, si no recuerdo mal, competía en la selección oficial con El tren de la vida, una gran película que abordaba con humor el tema del Holocausto. Mucho más profunda que La vida es bella, de Roberto Benigni, que también trabajó de una manera similar ese hecho histórico
Lo cierto es que conseguir la entrevista con él en ese momento fue un golazo y Radu me hizo un enorme favor para un trabajo importante.
Desde entonces siempre seguí sus filmes que realmente están muy buenos.
Lo que me gusta del cine de Mihaileanu es que a diferencia de otro colegas suyos no confunde el arte con el aburrimiento y las historias que cuenta suelen ser muy emotivas.
El tipo logra engancharte con los conflictos y sus personajes y además trabaja muy bien con el humor.
Las otras películas de él como El concierto y Ser digno de ser estuvieron muy buenas y llegaron al cine en Argentina.
Esta semana se estrena La fuente de las mujeres que en mi opinión es uno de sus mejores trabajos desde El tren de la vida.
En un pueblo que nunca se especifica cuál es y se encuentra entre el norte de África y Oriente Medio, por una cuestión de tradición las mujeres tienen que llevar cabo tareas pesadas, como subir a una montaña para traer agua a la comunidad, ya que no cuentan en el lugar con luz o agua corriente.
Mientras los hombres se encargan de sus negocios y pasan literalmente horas al pedo sin hacer nada, muchas mujeres pierden bebés al sufrir abortos y accidentes en la tarea de conseguir el agua.
Un día Leila, una joven de la aldea entonces propone hacer una huelga de sexo que consiste en suprimir las relaciones entre las parejas hasta que los hombres decidan colaborar con ese tipo de tareas.
Esto genera una enorme revolución en el pueblo donde las mujeres se atreven a cuestionar las tradiciones y el funcionamiento de la sociedad en la que viven.
Más allá del humor y las historias de amor con el que el director encara este relato La fuente de la mujeres no deja ser una historia contundente que denuncia la manipulación de la religión por parte del hombre y las injusticias aberrantes que sufren muchas mujeres en estas culturas por cuestiones que en el fondo no resisten análisis.
En este caso varios personajes femeninos sufrieron abortos trabajando en esas tareas por la simple razón que lo dicta la tradición y eso se mantiene desde hace muchos años.
Lo interesante del film es que tampoco el hombre es el enemigo y la trama muestra como hay tipos que comprenden a sus mujeres y están dispuestos a generar un cambio en la comunidad y mujeres que son más machistas que sus propios maridos y les aterra la idea de desafiar la tradición.
Otro aspecto notable del film es el papel que juega la música dentro del argumento, donde las protagonistas denuncian lo que viven a través de cánticos que exponen abiertamente las cosas que suceden en el pueblo y de las que nadie quiere hablar.
El director Mihaileanu construye muy bien las distintas tramas que forman parte del conflicto y sumado al excelente trabajo de los actores logra que uno se preocupe e interese por las situaciones que viven las protagonistas. La fuente de las mujeres es una gran película que merece su visión.