Michelle Yeoh vive un gran momento de su carrera.
Hace poco volvió al género de artes marciales junto a John Woo con Reign of Assassins, donde demostró un gran desempeño físico en las secuencias de acción, además de una gran interpretación y ahora sorprendió con otra gran trabajo actoral en este film de Luc Besson.
La fuerza del amor, originalmente The Lady, narra la espectacular e inspiradora historia de Aung San Suu Kyi, la activista que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1991por su lucha por la democracia de Birmania
Aang San, quien hoy es la heroína nacional de ese país y llegó a ser comparada con Ghandi, fue la principal figura opositora contra la terrible dictadura militar que sometió a ese país entre 1962 y el 2011.
Su historia es un ejemplo tremendo de coraje, resistencia y militancia política que hoy tiene una enorme relevancia.
Esta mujer recién pudo recoger el Premio Nobel que le otorgaron este año ya que los militares de su país la mantuvieron con arresto domiciliario durante 15 años en la que estuvo aislada del mundo.
Con un discurso pacifista que abogaba por la compasión y el diálogo (cualidades imposibles de encontrar en los dirigentes políticos argentinos de la actualidad) logró una verdadera revolución en su país.
Por eso esta película es tan importante de difundir, más allá que está muy lejos de ser perfecta y tiene sus fallas.
Sin embargo, es una producción interesante que le va permitir conocer a mucha gente esta historia tremenda que no es tan popular.
La realidad es que hay muchísimas personas en el mundo que no tienen ni idea sobre quién es y lo que hizo Aung Kyi y si la descubren a través de este film entonces bienvenido sea.
Es probable que si el director hubiera contado con la protagonista real como asesora la película hubiera sido distinta, pero Kyi recién recuperó su libertad en el 2010 cuando Besson se encontraba terminando este film.
Esto no es un dato menor porque es muy poca la información real que hay sobre la dictadura de Birmania y su militares y en el film trabajaron con el material que ofreció en su mayoría Amnesty Internacional.
De haber tenido el asesoramiento de Kyi la película seguramente hubiera profundizado más algunas cuestiones, como la intimidad de su arresto domiciliario y el modo en que operaban los militares.
Por más loco que suene es muy poco lo que se sabe sobre la historia de los últimos dictadores birmanos porque no hay libros ni documentos sobre ellos y ese un aspecto débil que presenta esta producción.
Hace poco más de un año que se disolvió la junta militar que venía haciendo desastres en Birmania y hay un montón de cosas que se desconocen, por eso es un tema muy difícil para tratar en una película de ficción.
Besson construyó la historia de esta mujer con la información que obtuvo de allegados y familiares de ella y la verdad que pese a todo presentó una biografía digna que describe los hechos más importantes que vivió la protagonista junto con su familia.
David Thewlis (el profesor Lupin de Harry Potter) brinda un excelente trabajo como Michael Aris, el esposo de la activista birmana que tuvo un papel importante en todas las cosas que hizo esta mujer.
El inconveniente que tiene este film, en términos cinematográficos, es el enfoque que le dio a la narración Besson, donde se va de mambo en algunos momentos con las situaciones melodramáticas. Sobre todo por la manera en que se manejó con la banda de sonido.
Cada vez que aparecen los militares la música parece la marcha imperial de Star Wars y en los momentos emotivos las melodías cobran un protagonismo excesivo que se podrían haber equilibrado un poco más.
Después, los hechos más importantes de esta historia están en el film
Uno puede disentir con el enfoque que le dio el director a ciertas situaciones, pero la historia que narra es tremenda y mucho más apasionante que esas pajas pseudo intelectuales que hace Terrence Malick infladas por los críticos.
La fuerza del amor no es un film perfecto pero brinda un relato muy interesante que vale la pena conocer.