Una bayoneta y una flor
La gestora de este proyecto que involucró al director y productor Luc Besson para reconstruir en esta biopic la épica y conmovedora historia de vida de Aung San Suu Kyi, es la actriz Michelle Yeoh (El tigre y el dragón).
Suu Kyi es una activista y política birmana, quien tras muchos años de arresto domiciliario y penurias de todo tipo, que intentaron quebrar su espíritu, consiguió ser liberada por el régimen militar de Birmania en 2010. Para esa fecha importante, Besson y equipo seguían rodando en Tailandia (en Birmania es muy difícil conseguir permisos) principalmente con el objeto de que el film fuera un vehículo para lograr la liberación de esta parlamentaria, quien en 1991 fue condecorada con el premio Nobel de la Paz y no pudo recibirlo en persona dado que para ese entonces estaba detenida por la dictadura militar, que tampoco reconoció su abrumadora victoria por 82% de los votos en elecciones que se celebraron a partir de la presión internacional.
Como biopic, La fuerza del amor repasa cronológicamente los hitos en la larga lucha política y social de Aung San Suu Kyi, quien a los dos años se quedó sin padre debido a que fue asesinado por el régimen militar por su lucha a favor de la democracia, la defensa de los derechos humanos y la independencia en los años 40.
Legado paterno y materno también, ya que su madre trabajó como enfermera voluntaria asistiendo heridos producto de la cruel y sangrienta represión, la protagonista de este relato pudo terminar sus estudios de Filosofía y Letras; se casó con un profesor (David Thewlis, quien hace un doble papel porque también interpreta a su hermano gemelo), con quien tuvo dos hijos y al que tuvo que dejar –incluida su familia- por aceptar la defensa de la causa en Birmania y la insistente negativa de una visa para que pudieran visitarla con más frecuencia.
Luc Besson, fiel a su línea de heroínas históricas como ya lo demostrara con Juana de Arco, impregna la trama de dramatismo y busca el equilibrio entre las vicisitudes políticas y el triste renunciamiento a la vida social y familiar de Aung San Suu Kyi, mostrándola siempre en su carácter de líder carismática y pacifista pero también poseedora de una voluntad inquebrantable.
Sin embargo, no se puede alejar ni un segundo del esquematismo, de los lugares más comunes que se puedan imaginar pero las papas las salva la soberbia actuación de Michelle Yeoh –cuyo parecido con la real Suu Kyi es asombroso- quien además de estudiar cada gesto se preocupó por aprender el dialecto Birmano para hacer de su creación personal lo más verosímil posible, tratándose de una ficción. Lejos de sus anteriores actuaciones sin lugar a dudas esta es la mejor de su carrera internacional, al menos.