La Funeraria: los fantasmas están de fiesta
You shall not pass…
Fantasmas, un demonio haciendo de las suyas y un lugar donde reposan los muertos en esta película argentina que estuvo dando vueltas en varios festivales y finalmente se estrenará en nuestro país.
¿De qué va?
El negocio de Bernardo, una funeraria, funciona en la parte de adelante de su casa. Su familia disfuncional convive con ataúdes, coronas y padecen a diario extrañas presencias, que atribuyen al negocio mortuorio. Frenar este angustioso tormento será su misión, y una verdad aterradora saldrá a la luz.
El cine Argentino siempre fue de exportación, tanto que se celebra más afuera que en el propio suelo. La Funeraria es la Ópera Prima de Mauro Iván Ojeda, su premiere mundial fue en el prestigioso Festival Internacional de Cine Fantasia en Canadá, y participó en el Festival Internacional de Cine Fantástico Sitges en España, Frightfest en Reino Unido, y Fantasporto en Portugal. Recientemente fue adquirida por la plataforma Shudder, pudiéndose ver por streaming en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda.
Básicamente, estamos ante una película de terror pura y dura enraizada en el género paranormal de los fantasmas. Lo diferente, además de sentirse muy argenta en su universo por quienes actúan y los lugares que habitan, es que desde el inicio el verosímil se plantea con reglas básicas: “en este espacio habitan espectros, y vivimos con ellos”.
Pero no es algo tácito, los entes habitan cual Casa Tomada de Cortázar llenando cada uno de los huecos de la funeraria en cuestión, negando a los habitantes de la misma sus propios espacios. La peor regla para quien tenga problemas renales: el baño de la casa no se puede utilizar de noche.
Realizativamente, desde el inicio con un plano secuencia muy prolijo y los consecuentes climas logrados por una buena iluminación, buenos efectos prácticos de sangre y presencias, más ligeros efectos visuales para darle “peso” a las presencias invisibles, La Funeraria se concibe como otro paso adelante para lograr películas competitivas que inviten al gran público.
Pero no todo es color de rosas: las actuaciones se sienten forzadas, sobreactuadas, con un dejo en la pronunciación que remite a ese desesperante movimiento de principios del 2000 llamado “Nuevo Cine Argentino”. Además, el guion termina sosteniendo todo el avance narrativo en los diálogos ultra explicativos de cada uno de los personajes. No existen matices, descubrimientos, sorpresas… todo está dicho. A una puesta muy cinematográfica, se le enfrenta actuaciones y un guion muy teatrales.
La Funeraria, es otro paso más para lograr establecer el cine de género en Argentina como algo de calidad. Con todos sus problemas, consigue sobrevivir a base de una buena fotografía, cuidados movimientos de cámara y una secuencia final que está sacada de la galera narrativamente pero tiene una extraña belleza.