Salía del cine luego de ver una producción comercial armada, rodada y con gran producción (no diré cual, se estrena este jueves) totalmente frustrado. Pensaba en que a veces, una multiplicidad de recursos, en manos de personas poco curiosas y sin imaginación, daban por resultado productos mediocres.
Bueno, por suerte en la industria nacional, sobran buenas ideas. Y gente capaz de llevarlas a cabo: "La gente del río" es la prueba. Un documental modesto pero redondo, divertido y que de a ratos, hasta parece una película de suspenso!!
Martín Benchimol y Pablo Aparo cranearon un registro natural, espontáneo, de una pequeña comunidad llamada Ernestina. Allí, viven sólo 150 habitantes pero... tenían problemas de seguridad. Para ser más exactos, se producían ciertos hechos vandálicos en el río que rodea el poblado y los vecinos, preocupados por ellos, decidieron contratar seguridad privada.
Los documentalistas registran testimonios en diferentes puntos de Ernestina y logran un retrato interesante sobre las personas, sus inquietudes y miedos. Armas, relatos intrigantes, vecinos pintorescos, ritos religiosos (cantos), poesía local ("quizás porque el frío asfalto a tus calles no llegó es que no piensan en tu progreso y que te quitan tu valor") y algunos eventos que se dan, a lo largo de la estadía del equipo técnico allí, que conviene no anticipar.
Benchimol y Aparo logran un documental extraño, pero muy llevadero. Será que su olfato les permitió ser parte de la magia que parece emanar de esa comunidad y dar cuenta de algunas cuestiones que los atraviesan como sociedad. Para el final, ese pequeño homenaje que se le depara al guardia de seguridad que carga sobre sus hombros con ser el depositario de todas las fantasías de preservación de ese pueblo, no tiene desperdicio. En el debe, algunas transiciones podrían ser más breves y quizás, mayor profundidad en el esclarecimiento de algunos temas hubiesen sido de mayor impacto para el público (cualquiera que sea la razón).
Buena banda sonora, lúcida edición. "La gente del río", me sorprendió. Probablemente al espectador inquieto con ganas de bucear en la idiosincracia de un grupo de gente, este film le sume, y mucho. A tener en cuenta.