Drama intimista con guión sólido y realización inteligente y sensible
Esta película rumana dirigida por Cristian Mungiu nos conecta con la realidad de un país que nos queda muy lejos, no sólo geográficamente sino también en las preferencias de informarnos de qué es lo que sucede fuera de la Argentina.
La historia se centra en una típica familia de clase media, compuesta por Magda (Lía Bugnar), una sufrida bibliotecaria, su marido Romeo (Adrian Titieni), un reconocido médico de hospital, y una hija, Eliza (María Victoria Dragus), que está a punto de terminar el colegio secundario, es una excelente alumna y tiene que dar exámenes finales para obtener una beca que la lleve a estudiar psicología en Inglaterra.
El orden familiar marcha según lo planeado hasta que Eliza es atacada sexualmente frente al colegio, a plena luz del día, y es a raíz de este delito que la vida de los tres se modifica radicalmente.
Pese a que la idea de Romeo es la de continuar con lo planificado y presionar a su hija para que dé los últimos exámenes, aunque no esté anímicamente apta para afrontar semejante stress, la situación primogénita se va desmoronando más rápido de lo esperado, las prioridades cambian al igual que los sentimientos y actitudes de cada uno de ellos.
Aunque se suponga que la adolescente es la protagonista, ese rol lo adopta el padre que se convierte en un titiritero, maneja y resuelve los problemas de su hija, de su esposa, de su madre, y hasta los de su amante. También tiene tiempo para trabajar en el hospital y realizar otros menesteres. En su intento para que nada se desmadre cada vez le cuesta más alcanzar la meta.
Se obsesiona con que su hija se vaya a estudiar y hacer su carrera en el extranjero, tal vez porque siempre se muestra arrepentido de haber vuelto a su patria en 1991, luego del período comunista bajo la dictadura de Nicolae Ceausescu, y que no pudieron cambiar nada, por lo que vive renegando de su origen y no quiere eso para su hija.
Todas las esperanzas depositadas en el futuro de la adolescente le hacen cometer actos non sanctos, incapaz de haberlos hecho si no hubiese pasado lo que pasó.
La relación entre los personajes intra familiares y los que mantienen fuera de ese grupo, están aceitados, generan que el relato fluya, vaya creciendo minuto a minuto, los problemas aumenten y las expectativas para saber cuál es el siguiente paso que va a dar Romeo son mayores.
Normalmente, si uno no nace para hacer lo que realiza el protagonista, las cosas saldrán mal, o por lo menos no como uno esperaba que resulten, y las consecuencias que se tienen de eso van a ser mayores y más complicadas que si se hubiese dejado que transiten los tiempos y carriles normales para llegar a destino.