Un cuarteto de actores y un buen guión compensan en parte cierta complejidad de una película varias veces nominada.
Es una curiosidad que el sexto largometraje del realizador estadounidense Adam McKay (“Anchorman”, “Talladega Nights”, “Step Brothers”, “The Other Guys”) sea el primero en ser estrenado localmente, además de ser el único no protagonizado por Will Ferrell. En menor medida también lo es que Ferrell y Mark Wahlberg vuelvan a actuar juntos en “Guerra de papás” (estreno de la semana que viene), luego de hacerlo en “Step Brothers”, sin ser esta vez McKay el director.
“La gran apuesta” es el título con que se presenta “The Big Short” en Argentina. No es una traducción literal del original lo que se explica ya que el “Short” no se refiere a una vestimenta o a la altura de algunos de los personajes. Se trata de un término financiero y que también es empleado por los “traders”, que este cronista ha utilizado en su carrera profesional. Aquí se aplica a acciones y préstamos y sobre todo a seguros para casos de “default”.
Una de las limitaciones del film es que parece sobre todo “pensado” para un público conocedor de las finanzas, habituado a términos como “CDO”, “CDS”, “MBS” o algunos más populares como “burbuja financiera”, que en un “cameo” nos explica la bella australiana Seymour Robbie. La actriz que también filmó en Argentina junto a Will Smith (“Focus”) tuvo un papel importante en “El lobo de Wall Street” y su presencia aquí es un probable “guiño/homenaje” a Martin Scorsese.
La historia, basada en un hecho real como se anuncia bastante inútilmente al inicio, transcurre antes y durante la famosa crisis de 2007-2008 en que los precios de las propiedades cayeron fuertemente, el desempleo se incrementó en igual medida y muchos norteamericanos no pudieron pagar las hipotecas inmobiliarias.
Pero más que ocuparse de los damnificados, sus personajes centrales son algunos de quienes sacaron tajada de la caída. El primero en aparecer es Michael Burry, en otra camaleónica actuación de Christian Bale. Es un ex médico que ve venir (en 2005) la enorme “burbuja” y compra “credit default swaps”, especie de seguro que se paga en caso de un “default”. De alguna manera lo que Burry hace es jugar contra la economía americana, esperando que sus predicciones se cumplan.
No es el único ya que también Jared Vennett (Ryan Gosling), asociado al Deutsche Bank lo imita y también un dúo de inversores de poca monta asesorados por Ben Richert (Brad Pitt), un ex gerente bancario. El cuarteto de grandes actores se completa con Mark Baum, algo más ético (pero no tanto) que los anteriores. Baum es interpretado por Steve Carell, a quien McKay había dirigido en más de una oportunidad anteriormente.
La cita de Mark Twain con que se inicia el film anuncia el tono de éste y es el cínico personaje de Ryan Gosling quien hace de narrador a lo largo del mismo y mantiene informado al público. No sólo introduciendo la breve aparición de la actriz de “El lobo de Wall Street” sino otras similares apariciones de Selena Gómez en Las Vegas o del chef Anthony Bourdain, que compara un CDO con un “pescado malo”.
Es probable que a la hora de las nominaciones al Oscar el guión, compartido por el autor del libro Michael Lewis, Charles Randolph y el propio McKay, sea elegido. Ellos junto a varios de los actores (Bale, Carell, quizás Pitt) competirán seguramente por las estatuillas. Mucho menos probable es la presencia de las actrices (Marisa Tomei, Melissa Leo), que aquí tienen menores oportunidades de lucimiento.