Cuando a mediados de 2008 estalló la burbuja financiera en Estados Unidos, a todos nos quedó grabada una imagen icónica: el semblante fúnebre con el que los empleados de Lehman Brothers -mascarón de proa del colapso- abandonaban las oficinas, cargando sus pertenencias en cajas. El buque especulador se había estrellado, pero, ¿nadie lo había previsto?
La gran apuesta hace foco sobre cuatro tipos que sí la vieron venir. A pesar de que el sector inmobiliario iba en alza y "todo el mundo paga su hipoteca", ellos, cada uno a por su lado, pronosticaron la caída de un sistema que tenía fecha de vencimiento y decidieron apostar en contra pese a las burlas y reticencias de su entorno. Pero, como los locos y los visionarios, creían en lo que hacían. Esta gente existió de verdad y figura en el libro homónimo en el que se basó la película
Quien parece tener claro todo desde un principio es Jared Vennet (Ryan Gosling), un tiburón de las finanzas que arrolla con sus argumentos y que convence a Mark Baum (Steve Carell), hiperquinético jefe de una financiera, de seguirlo en su corazonada. Por su parte, Mike Burry (Christian Bale), dueño de un fondo de inversión algo freak (viste solo bermudas y remera, y en su oficina suena Metallica a todo volumen), persuade a sus clientes de comprar bonos a bajísimo precio. Y por último está Ben Ricket (un irreconocible Brad Pitt), viejo lobo de la Bolsa, que intenta introducir en los negocios a un par de jóvenes tan entusiastas como amateurs.
Sostenidas por un elenco de peso, Adam McKay expone estas historias de manera coral, aunque en un momento alcanzan a rozarse, como por ejemplo la que une a Baum y Vennet. Es sobre este último donde descansa el punto de vista del film, quien a través de su voz en off anticipa algunos acontecimientos clave.
El montaje también juega una carta importante en la película. El derrumbe financiero, que data de al menos tres años previos a su eclosión, es narrado en formato de falso documental, donde abundan los zócalos didácticos que explican el significado de algunos bonos u operaciones, acompañado por imágenes que repasan el contexto norteamericano de aquella época. Para sumar delirio, los actores cada tanto interpelan al espectador a-la-House-of-cards y hay insólitos cameos de estrellas como Selena Gomez y Margo Robbie donde se divulgan conceptos económicos. Un curioso enfoque de la crisis, a mitad de camino entre la ficción y la realidad, que, a pesar de su duración algo extensa, merece la pena verse.