Crónica financiera de una catástrofe.
Las finanzas estructuradas son extremadamente complejas de explicar a quienes no se dedican a eso. Muchos de los responsables de la crisis económica del 2008 se han refugiado durante todo este tiempo detrás de esa imposibilidad de las masas de entender lo sucedido, hasta que Brad Pitt decidió producir esta joya del cine. The Big Short decodifica mucha de la complejidad a la que me refiero, con eximia narrativa y cinematografía de primer nivel. Para mi gusto, no se trata de una película más, sino del mejor retrato fílmico de Wall Street en la historia del cine.
Sobre todo mérito observable, The Big Short supera las expectativas en dos frentes: el guión, que se llevó el oscar, y la edición, que recibió una nominación. Adam McKay sin lugar a dudas se ha inspirado en la filmografía de Oliver Stone a la hora de contar la historia, y aprovechando el sensacional material literario que han puesto a su alcance, optó por una edición dinámica, creativa y por momento sorprendente. No hay tiempo para aburrirse en esta crónica financiera de una catástrofe.
El reparto merece párrafo aparte. Christian Bale es por lejos uno de los mejores actores de su generación, junto a un puñado en el que se incluyen el difunto Seymour Hoffman, Matt Damon y Ethan Hawke, entre otros. Su caracterización del primer trader que pronosticó el derrumbe del mercado hipotecario es impactante, por lo verosímil. Ryan Gosling, por otro lado, también muestra una gran actuación, pero desde un enfoque más satírico. Steve Carell no tiene grandes desafíos con su protagónico y Brad Pitt aparece en la cinta para contribuir a la popularización del filme. El resto del reparto acompaña satisfactoriamente, haciendo de la película una experiencia divertida y también escalofriante.
The Big Short es una crónica simplificada de lo sucedido en 2008, pero no por eso poco sofisticada. La mayoría de la audiencia no comprenderá todo, pero sí la idea general, que es lo que importa. Una de las mayores aberraciones financieras de la historia de la humanidad necesitaba un exponente cinematográfico que valiera la pena. Este es el caso.