Llega un momento en la carrera de un artista donde el dinero prima en detrimento de su sólido recorrido. “La gran muralla” de Zhang Yimou es el ejemplo de esto, porque más allá de su potente caramlo visual, impactante, reforzado por el 3D, ni siquiera el trabajo de seis personas en el libro pueden sostener por más de 20 minutos la narración.
La historia del extranjero (Matt Damon) que se suma a un ejército oriental para enfrentar un mal (en este caso los tsao tei), ya ha sido vista en infinidad de oportunidades, y ni siquiera el oficio de los actores asiáticos, la participación de Pedro Pascal y otros aditamentos, como tomar de clásicos como "El señor de los anillos" algunos puntos, pueden consolidar el relato, el que, seguramente, en un público infantil puede encontrar adeptos, pero no así en los seguidores de Yimou, que se toparán con un producto extremadamente Hollywoodense, con ciertas lecturas políticas absurdas, que caen en un momento erróneo al panorama cinematográfico actual.