La grande bellezza es una película difícil para el público mainstream: si bien no es lenta, más bien todo lo contrario, su ritmo presenta grandes vaivenes en la historia que descolocan muchas veces al espectador y pueden hacer que éste se pierda.
La historia es tan loca como maravillosa y una vez que entrás en la dinámica por la cual te lleva el film no querés salir más. El problema que tiene es que el espectador tarda en conectar con lo que ocurre y con el personaje que lleva todo: Jep Gambardella.
Ese nombre queda bien grabado en la memoria porque por momentos se empatiza demasiado con él y lo loco es que en muchas secuencias ocurre todo lo contrario por lo delirantes que son las escenas de las fiestas donde afloran personajes muy peculiares.
La cinta tiene una carga visual muy importante por medio de grandes planos tanto en exteriores como en interiores (muy buenas escenografías). Algunas típicas de un clásico cine italiano y otras completamente innovadoras.
Pero claramente la identidad está puesta en el actor Toni Servillo, en su carisma, sus cambios de vestuario y sus historias de vida donde el amor es lo principal.
Grandes fueron los aciertos del director Pablo Sorrentino en darle identidad a su film mediante la arquitectura romana, los artistas, la religión, el sexo y los excesos. Juega todo el tiempo con los opuestos y la dicotomía, resguardando para el clímax la razón de ser de Jep y su vida, algo sobre lo cual va dejando pistas desde el principio del film.
Otro dato que no se puede obviar es que esta es la cinta favorita para llevarse el Oscar a Mejor Película Extranjera en la próxima edición de los premios de la Academia, y es por ello que tiene todas las miradas puestas y que puede llegar a más público. Sin embargo, hay que tener en cuenta lo que se exponía al principio de esta reseña: no es una película para todos.
Acentuando esta aclaración, hay que resaltar una buena historia en el cine cuando corresponde y este es el caso porque con un ritmo por momentos avasallante nos encontramos con una obra que plantea -de forma encubierta y a viva voz- cuestiones centrales de la vida con un final verdaderamente hermoso.