Unos años para recordar
En La guardería (2015) Virginia Croatto consigue un interesante documental sobre la experiencia de haber vivido exiliada junto a los hijos de militantes montoneros en Cuba al cuidado de lo que ellos llamaban los ”tíos”, militantes que hacían la suerte de padres mientras los verdaderos participaban de la lucha armada en Argentina durante los años 70.
A partir de los testimonios del grupo de personas que compartió junto a Virginia la experiencia de la guardería, la directora reconstruye esas vivencias. Sin embargo, lo que le importa más allá de la anécdota es el filtro de presente sobre la mirada al pasado. Enfrentar y recordar ya de adultos un momento difícil de comprender en la niñez como el alejamiento y la muerte de los padres. Esos relatos son intercalados con un valioso material de archivo, donde las cartas o audios de los padres y los chicos, dibujos o fotografías terminan por construir esos años fuera de lo común.
El silencio al volver del exilio, el miedo, la incomprensión, los constantes cambios, la pertenencia a una familia distinta. Todos estos sentimientos aparecen y desaparecen de los recuerdos narrados. La certeza de haber vivido una infancia fuera de lo normal enfrenta a cada uno con el dilema y el cuestionamiento. ¿Por qué dar la vida por la patria dejando a sus hijos al cuidado de otros? ¿Por qué otros padres no hicieron lo mismo? Las opiniones de todos ellos en la actualidad frente a la militancia de sus padres no es sin embargo de odio o rencor, pero sí está atravesada por la tristeza de un pasado donde las ausencias pesaban.
La habilidad de Croatto es hablar sobre una vivencia muy personal. Por eso todos los que ofrecen su testimonio logran conectar con el recuerdo para reconstruir aquellos años, pero también conectan con el dolor y se emocionan frente a cámara. Nunca como un recurso melodramático, sino buscando el acercamiento a lo no dicho, que a veces solo se expresa con un llanto o con una risa.
El trabajo es sutil, el recorte del documental sobre los testimonios es muy cuidado. La sensación revelada al final es que era un trabajo necesario. Si bien muchos recuerdos hoy aparecen como felices, también hay un posicionamiento frente al dolor, sea tanto por la pérdida de los padres como por la angustia de no haber elegido vivir esos años sin ellos. La identidad finalmente marca el camino. ¿Qué seríamos hoy sin la guardería?