Universos en espejo alimentan a esta clásica historia de terror
La habitación del horror (The closet) es uno de los estrenos de esta semana en cines de Argentina. En una línea similar a Dos hermanas, de Kim Jee-Woon, y con elementos prestados de reconocidos films de casas embrujadas y posesiones, trabaja el terror incluyendo el suspenso como forma paralela de desarrollo del relato, atravesándolo.
El terror coreano arrasa hace tiempo con múltiples e interesantes vertientes y el caso de la película dirigida por Kwang-bin Kim no es la excepción: el relato plantea un correcto establecimiento inicial de personajes, desarrollando la historia escalonadamente y con ritmo adecuado, en balance justo de distribución de la información, haciendo un muy buen uso de recursos sonoros y visuales para jugar con el contexto.
El miedo se dosifica y atraviesa a los personajes interviniendo de manera paulatina en su mundo, incorporándose entre sus preocupaciones mundanas, mientras modifica su espacio y altera sus emociones. Asiste muy bien el clima establecido desde la iluminación, mientras acompaña el juego de interpretaciones de Sang won (Ha Jung-woo) y el exorcista interpretado por Kim Nam-gil.
Heo Yool (Ina) es particularmente un hallazgo, puesto que logra un excelente trabajo, iniciando como una niña algo apática y subiendo en el trabajo de despliegue fisonómico y corporal a medida que las necesidades del guion lo requieren. Explicar más sería spoiler. En un momento, durante el quiebre necesario, la narración parece tener una leve caída, como un desplome en una meseta, podría llamar, inesperada. Pero es nada más una especie de previa de lo que viene.
La culpa como expresión de exorcización de las responsabilidades sobre los hechos de la vida (los que sí podemos cargar sobre nuestros hombros), es un punto marcado, y a ello acude el personaje de Sang won como herramienta de supervivencia ante las circunstancias, fantásticas o no, que se le presentan.
La habitación del horror es una más que digna muestra de terror que sostiene el interés del espectador a lo largo de su duración.