Desde Corea llega un film de terror dirigido por Kwang-bin Kim. Luego de la muerte de la mujer del arquitecto Sang-Won (Ha Jung-woo) sólo quedan él y su hija Ina (Yool Heo). El progenitor decide cambiar de aire y mudarse junto a la niña a una gran mansión para recuperarse y fortalecer el vínculo con su hija, roto desde el accidente. Luego de algunos sucesos extraños pero típicos, en los que la niña se torna agresiva, hable con alguien "imaginario", haga dibujos oscuros y sufra algunas pesadillas, Ina desaparece sin salir de su hogar y estando al cuidado de una niñera, cuando se abren las puertas de su placard. Su padre, siempre muy ocupado, no había notado que en la casona había una presencia, aunque al principio cree que se trata de un secuestro. Hecha la denuncia, van pasando los días sin novedades, hasta que el joven Kyeong Hoon (Nam-Gil Kim) experto en fenómenos paranormales ofrece su ayuda diciéndole que el placard es en realidad el portal hacia otra dimensión. Incrédulo, no queda más que arriesgarse. Rituales, el espíritu de Myung Jin (Si-ah Kim) que busca venganza por un hecho doloroso y buenos efectos visuales se dan cita en una película que no es muy original pero se deja ver y ofrece algo de suspenso.