La habitación del horror

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

A principios del milenio el terror oriental, en aquel momento en pleno estallido internacional, era mayormente representado por las producciones japonesas. Al punto que se acuñó el término J-Horror para agrupar las películas de ese origen dentro del género. Hoy el panorama es sensiblemente distinto, y si bien Japón no ha bajado el ritmo, las ideas entonces novedosas empezaron a agotarse. A la vez, las películas de terror venidas de Corea del Sur se instalaron hasta ponerse prácticamente de igual a igual con sus vecinos y la etiqueta K-Horror se volvió de circulación habitual. Los realizadores coreanos parecen animarse a cualquiera de los subgéneros clásicos del terror: zombies, vampiros, asesinos seriales, posesiones, y, por supuesto, fantasmas. Es cierto que en este último caso Japón estableció ciertos caminos narrativos y estéticos que otras filmografías orientales (incluidas las de Hong Kong y Tailandia) siguieron de manera más o menos aplicada. No es exactamente el caso de La habitación del horror, nuevo film que encara la temática de fantasmas y casas poseídas, que lo hace de manera no tan atenta a los exponentes nipones. Esto no quiere decir necesariamente que el film sea muy original. De su visión se desprende más bien lo contrario, sino que los referentes son otros.

La película arranca con una premisa ya bastante transitada y con una situación bastante recurrente en el terror reciente: el duelo. En este caso el de la esposa de Sang-won y madre de la pequeña Ina en un accidente en la ruta en el cual padre e hija sobreviven con las previsibles secuelas psicológicas. Sang-woon es un arquitecto reputado y por recomendación profesional se instala junto con Ina en una casa de campo para empezar de nuevo y sanar heridas juntos. Ya sabemos cómo funcionan este tipo de planes en ese tipo de películas. Sobre todo porque, a pesar de tener él mismo sus propios traumas, Sang-woon está más interesado en retomar su trabajo antes que en conectar con su hija a quien pretende conformar comprándole muñecas caras mientras busca una niñera de tiempo completo.

En la nueva habitación de Ina hay un armario bastante aparatoso que empieza a manifestar cierta actividad inquietante y a ejercer una atracción sobre Ina. Esta empieza comportarse de una manera bastante extraña, hasta que un día desaparece sin dejar rastro y su búsqueda es totalmente infructuosa. Cuando Sang-woon ya se encuentra totalmente desesperado y sin rumbo se le aparece en la casa un joven exorcista e investigador de lo paranormal (después sabremos que tiene su parte en el pasado de la casa) que le asegura saber qué pasó con Ina y la forma de recuperarla.

La habitación del horror es una clásica historia de fantasmas y casas embrujadas. Algo con lo que los realizadores japoneses sentaron precedentes. Sin embargo el realizador y guionista Kim Kwang-bin no toma demasiado de esa influencia salvo por el hecho de que sus fantasmas pueden ser más corpóreos que etéreos y su accionar rencoroso y vengativo tiene que ver menos con el asustar a los incautos que con el ataque directo. Pero por lo demás el film es más deudor del terror clásico occidental. Digamos que es más Poltergeist que Ju-on. Hasta la casa aislada en el campo en la que padre e hija se alejan parece una típica casa/mansión de la película de fantasmas anglosajona y varios de los recursos de terror van por ese lado. Así y todo hay cierta mixtura y los exorcismos y ritos practicados en la película no se relacionan con la liturgia católica sino con creencias que suponemos más locales. Un poco como vimos en películas coreanas como En presencia del Diablo (2016) o la tailandesa La Médium (2021), aunque en el caso que ahora nos ocupa con resultados no tan contundentes y desde un abordaje mucho más liviano.

En su primer largometraje Kim Kwang-bin elige contar una típica historia de terror con fantasmas, posesiones y exorcismos y en una primera escena introductoria juega también con el Found Footage. Pero además a esa historia de terror la mezcla con otros elementos como ciertos toques de comedia que surgen de la relación entre Sang-Woon y el joven exorcista que por momentos parece hasta de Buddy Movie. Más cerca del final, con la entrada del padre al inframundo donde habitan los muertos, mezcla el terror con la fantasía para finalmente abandonarse al melodrama. Toda esta mezcla no hace que el film descolle pero logra darle cierta eficacia y hace que una historia algo trillada se vuelva más entretenida e interesante.

LA HABITACIÓN DEL HORROR
The Closet. Corea del Sur. 2020
Dirección: Kim Kwang-bin. Elenco: Ha Jung-woo, Heo Yool, Kim Nam-gil, Kim Shi-A, Shin Hyon-bin, Soo-jin Kim, Park Sung-woong, Kim Jung-chul. Guión: Kim Kwang-bin. Fotografía: Choi Chan-min. Música: Jo Yeong-wook. Duración: 97 minutos.