La habitación nos cuenta la extraordinaria historia de Jack, un niño de cinco años que vive junto a su amorosa mamá. Mamá se encarga de cuidarlo, de inculcarle valores y darle todo el amor y el cariño que una madre puede ofrecer. Su vida, sin embargo, no es para nada típica: ambos viven encerrados en una habitación de 3×3 metros, presos de un siniestro secuestrador. Mamá ha creado todo un universo para Jack en La Habitación, donde puede ejercitarse, jugar y liberar su creatividad. Pero mientras Jack sigue creciendo, su curiosidad y necesidad de salir también crecen, por lo que idean un arriesgado plan para escapar a un lugar aún más peligroso: el mundo real.
¿Cómo empezar a describir una película tan intensa, tan personal, que logró llegar a tocar muchas fibras íntimas en mí?
La habitación debe ser uno de los mejores dramas de los últimos años. La película cuenta con Brie Larson, una actriz que viene silbando fuerte pero bajito en Hollywood, que realiza la interpretación de su vida con un personaje tan intenso, tan perfecto, y que refleja tan bien los defectos, temores y aciertos de ser padre, que nos deja boquiabiertos. Y Jacob Tremblay… wow. Esta historia podría haberse caído a pedazos si no hubieran contado con un gran actor para el personaje de Jack, pero la interpretación de Tremblay es inolvidable e inigualable. Sinceramente no tengo palabras para explicar las emociones y sentimientos que el joven actor logró hacer llegar a mi cabeza (y a mi corazón.. ugh, que cursi). Obviamente, todo esto también es gracias a la dirección de Lenny Abrahamson, la fotografía de Danny Cohen, y al guión de Emma Donoghue, basado en su propia novela.
La película está claramente dividida en dos partes que podemos considerar como (si viste el trailer no es spoiler) “fantasía” y “realidad”. Digo fantasía porque el mundo creado por Mamá para Jack es hermoso, a pesar de todas las cosas negativas (¡viven encerrados en un cobertizo!), nos logran convencer de que disfrutan de este lugar, de que Jack es feliz. La segunda parte es más fría porque nuestros protagonistas se enfrentan a una dura realidad: a las expectativas, a las presiones, a los juicios de terceros. Pero como toda realidad, hay cosas buenas y cosas malas, sólo hay que saber discernirlas correctamente. Baja un poco el ritmo en esta mitad, pero sólo porque la comparamos con la primera que es perfecta.
También siento que esta segunda mitad de la película hubo varias oportunidades que la escritora podría haber aprovechado para profundizar un poco más en ciertos aspectos (por ejemplo, me parecía muy interesante explorar la relación con el padre del personaje de Brie Larson), pero también agradezco que no hayan ido a los típicos lugares tampoco (si bien hay una parte muy importante que involucra a los medios de comunicación, se mantuvieron alejados de la clásica cobertura mediática de los melodramas).
Mi vocabulario no cuenta con más sinónimos para describir lo magnífica que es esta película. La habitación cuenta una historia dura y dificil de imaginar, que desafortunadamente ha pasado varias veces en la vida real.
Puntaje: 10 – Una película hermosa y triste, con una gran historia y grandes actuaciones.