La habitación es sencillamente una de las películas imperdibles que presenta la cartelera esta semana.
Hasta que fue nominada al Oscar hace unos días no contó con gran difusión y es un film extraordinario que no puede ser ignorado.
La historia es una adaptación de la novela homónima de Emma Donoghe, quien además se encargó de escribir el guión para el cine.
Su trabajo estuvo inspirado por el famoso caso de Elizabeth Fritzl, la joven austríaca que fue secuestrada y violada por su propio padre durante 24 años, período en el que llegó a tener 7 hijos durante su cautiverio.
La habitación no es una recreación de esos hechos sino que presenta una historia de ficción que trabaja esa temática.
Jack es un niño de cinco años que vive en un cuarto con su madre, quien fue secuestrada por un criminal cuando tenía 17 años.
Cuando la mujer descubre que su hijo tiene la edad suficiente para comprender la realidad que atraviesan, ambos desarrollan un plan para escaparse y recuperar finalmente la libertad.
La habitación es una producción fascinante que a lo largo de su desarrollo fusiona diversos géneros.
El director irlandés Lenny Abrahamson dividió la narración de la historia en dos partes.
La primera mitad del film se enfoca en el género de suspenso y describe la realidad cotidiana que viven los protagonistas secuestrados.
Abrahamson utiliza numerosos planos subjetivos que representan la perspectiva del niño, con el objetivo de presentar el conflicto al espectador con más misterio.
A través de los ojos de Jack poco a poco vamos descubriendo cuál es la verdadera realidad que atraviesan los personajes.
A partir del momento del escape (esto no es un spoiler ya que está en el trailer y la sinopsis oficial) el film cambia de tono y se concentra más en el drama, donde la trama se relaciona con la lucha de los protagonistas por adaptarse nuevamente al mundo exterior.
Un aspecto muy interesante de esta propuesta que no se trabajó tanto en el cine.
Por lo general las películas que se relacionan con las temáticas de secuestros se centran en el caso policial, pero rara vez vemos como siguieron adelante las víctimas.
En el film de Abramhason este es un aspecto importantísimo y brinda numerosos momentos emotivos que van a conmover a más de un espectador.
Si esta historia hubiera sido concebida por Gaspar Noé (Irreversible) probablemente se hubiera registrado un aumento en el índice de suicidios.
Afortunadamente el relato de la escritora Donogue deja abierta la puerta abierta para la esperanza y aunque el conflicto es perturbador, el film logra ser muy emotivo y nunca resulta agobiante.
La habitación está sostenida por las tremendas interpretaciones de Brie Larson y ese tremendo talento que es el niño Jacob Tremblay.
Si bien el chico tiene un talento natural no se puede dejar de resaltar el brillante trabajo de dirección que hubo detrás de su interpretación. Sobre todo porque se trata de un rol muy difícil que no cualquier niño podía llevar adelante.
Por otra parte, Brie Larson ofrece una gran labor dramática con un papel muy exigente que atraviesa emociones extremas a lo largo de la historia.
La gran virtud de La habitación es que logra que nos conectemos emocionalmente con estos personajes y los acompañemos en su búsqueda por la libertad que va más allá del caso del secuestro.
No dejen pasar esta gran película que es uno de los mejores dramas que llegaron al cine en mucho tiempo y tiene merecidas todas sus nominaciones al Oscar.