Después de la original Frank (2014), acerca de un estrambótico cantante de rock que vive oculto en una enorme máscara, el director Lenny Abrahamson continúa explorando la idea del aislamiento de un modo no sólo emotivo sino elaborado de un modo inteligente, con pericia cinéfila. La primera media hora presenta a Jack (Jacob Tremblay) y su madre (Brie Larson) encerrados en una habitación como único mundo posible, cercenados de la especie a excepción de los momentos en que llega el captor de ambos, y el posible padre de Jack. Atípico como todo a lo que Abrahamson echa mano, Jack es un niño con modales y facciones femeninas; ha entablado un vínculo personal y único con su habitación y todos los elementos que la componen. Del exterior, sólo ve el cielo y las nubes por la claraboya. El mundo y sus habitantes son para él otros mundos, seres de otra galaxia. Con esa idea focal, la liberación de Jack no es el final de un trauma sino el inicio de un nuevo aprendizaje. Con personajes adecuados (William H. Macy tiene un breve paso como abuelo “abandónico”, y el casi cameo vale la pena) y narración casi perfecta, La habitación tiene una afortunada inclusión en la cartelera porteña.