La crudeza narrada sin morbosidad
Lenny Abrahamson cuenta una historia dolorosa con una seriedad y respeto pocas veces encontrados.
No hay rastro de morbosidad ni atisbo de ataque efectista en La habitación.
El director irlandés Lenny Abrahamson (físico, filósofo y realizador de los filmes Frank, de 2014, y What Richard Did, de 2012) cuenta en ella aberrante historia de Joy, una joven mujer secuestrada desde hace siete años en un pequeño galpón, donde dio a luz a Jack, de 5 años.
Aferrada a lograr el bienestar del pequeño, esta mujer crea para su hijo un mundo enorme en un contexto donde apenas tiene derecho a recibir lo elemental para su subsistencia, y donde el único contacto con el exterior es un tragaluz en el techo.
Pero el niño ha crecido y es momento de enfrentarlo a la realidad y tomar una decisión que de un vuelco a su circunstancia.
El asunto es si ese mundo añorado por Joy y completaemente desconocido para Jack, les resultará tan asequible si, acaso, en algún momento, logran traspasar los límites de esa habitación.
El filme que viene de recibir varios premios y nominaciones en los festivales de cine del mundo, incluido el Globo de Oro para Brie Larson como mejor Actriz de Drama, está postulado para los Oscar de Hollywood como mejor Película, Director, Actriz y Guión Adaptado. Y en cualquiera de esas categorías. Jacob Tremblay obtuvo a su vez nominaciones y premios de varias asociaciones de críticos, como revelación o actor joven.
Entre ambos, y con la guía de Abrahamson, esta pareja lleva adelante un relato abordado con una madurez, seriedad y respeto pocas veces disfrutado en las pantallas comerciales, que la convierten en una propuesta esencial por y pese a la dureza del tema.