Inquieta y provoca reflexiones
En poco menos de dos horas, esta coproducción irlando-canadiense presenta dos actuaciones notables, dos autores atendibles, y dos películas en una, ambas complementarias. También presenta un caso especial de novelista incapaz de adaptar al cine con entero provecho su propia obra, pero aun así el resultado es muy atractivo, movilizador, y provoca unas cuantas reflexiones de variada índole, sobre el amor entre madre e hijo, los lazos parentales, el poder de la fantasía, los criterios de normalidad, etcétera.
Las actuaciones están a cargo de la ascendente Brie Larson y el pequeño Jacob Tremblay, toda una revelación. Entre ambos hacen totalmente creíble la historia de una joven raptada por un loco y encerrada durante años en un cobertizo, con un hijito habido en cautiverio. Para soportar el encierro, la madre le inventa al pibe una cosmovisión especial. Hasta que la situación se agrava y obliga a intentar una fuga, más o menos estilo Edmond Dantés.
Ésa es la bisagra con la otra historia, igualmente creíble, donde se plantea la difícil adaptación al mundo real. A cierta altura, el chico termina extrañando el pequeño cuarto de encierro, donde todo era más simple y él se sentía más seguro. El relato es inquietante, lleno de buenas observaciones (por ejemplo, las paulatinas etapas de sociabilización y maduración del chico, la comprensión del espacio, el vaivén emocional de la madre, el rechazo del abuelo), y con unas cuantas escenas de antología, particularmente las de la fuga, el descubrimiento del cielo, y lo que viene después, que además son las partes donde la música acompaña de modo irreprochable.
Los reproches pueden ir, en cambio, para la adaptación que Emma Donoghue hizo de su propia novela. La misma está narrada por el niño desde su perspectiva infantil, algo que en la película ocurre sólo en contadas escenas. Y varias situaciones fuertes del libro ahora aparecen suavizadas, o directamente no aparecen. La verdad, tanto la novela como la película daban para más, pero igual son dignas de aprecio. Conviene anotar entonces los nombres de los dublineses Emma Donoghue y Lenny Abrahamson, calificado director de actores.
Al respecto, además de Brie Larson y Jacob Tremblay, en el reparto se destacan Joan Allen y William H. Macy como los abuelos, Tom McCamus como el comprensivo "abuelastro" con cierto parecido a Caloi, y Amanda Brugel, una de las morochas más lindas de Canadá, pero que aquí vemos medio gordita y enteramente vestida (se comprende: pocos días antes había tenido a su segundo hijo).