Podría considerarse a La helada negra, segundo opus del entrerriano Maximiliano Schonfeld, como parte de un cine que mira al interior del país despojándolo de los estereotipos propios del "campo" y considerándolo terreno fértil para los riesgos formales, las búsquedas narrativas y los climas enrrarecidos. En esta corriente están incluídos algunos estrenos locales recientes como Camino de campaña (Nicolás Grosso), Crespo (Eduardo Crespo, también entrerriano) y El eslabón podrido (Javier Diment), que pueden provocar extrañeza ante la mirada foránea.